002, The truth of the mirror

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Askin' how I managed to end up in this place. And I couldn't get away 🎶

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Esa noche soñé, al principio fue una simple pesadilla, sobre el espejo.

De repente estaba allí de nuevo, el suelo con el líquido viscoso, la total oscuridad, solo que está vez no hubo quien lo salvara, nadie nunca tomó el espejo, por lo tanto nadie nunca lo liberó, y simplemente se quedó allí hasta que ya no hubo pensamientos ni razonamiento, solo dolor, angustia, y soledad, mucha soledad, un sentimiento tan profundo de vacío en su interior, pero era extraño, porque por más que intentara, no podía recordar que era lo que tanto extrañaba.

Que era lo que tanto anhelaba y le atormentaba.

No recordaba su vida, ni a sus amigos, ni a su madre, estaba solo.

Y de repente el sueño cambió drásticamente.

Ya no había oscuridad, sino una deslumbrante luz que lo cegó durante unos largos segundos.

Abrí los ojos cuando me acostumbré al brillo blanco y ví personas, muchas personas, tantas que no podía contarlas, parecían fantasmas, con un aura blanca que los rodeaba.

Eran etéreos, estaban allí, lo sabía porque podía verlos, pero daba la sensación de que si intentaba tocarlos, su mano los atravesaría como si fueran una fina brisa en el otoño.

Uno de ellos se le acercó, por alguna extraña razón ya no tenía miedo, ni se sentía solo, sentía una paz tan grande que estaba muy seguro de que no le harían daño.

Fijé mi mirada en la de la persona que estaba frente a mí, era una mujer, se veía muy jóven, debe tener unos dieciocho años, su edad aproximadamente.

Era alta, delgada, tenía un largo y bonito cabello rubio, se veía sedoso y brillante, llevaba unos pendientes dorados, parecían de oro, tenía unos ojos verdosos que me recordaban a un valle en verano.

Llevaba un vestido blanco, lo observé muy poco pero me recordó al de los dibujos de las diosas gringas que veía en los libros que amaba leer.

Ella se veía tranquila, llevaba una pequeña sonrisa en los labios, unos rosados y brillantes.

La mujer era muy hermosa, como si fuera una divinidad o algo así.

Me intimidaba un poco, es decir, siempre me ponía incómodo con personas demasiado bellas, como si no fueran de este planeta o algo parecido.

Me miraba fijamente y soltó una pequeña risa, como si hubiera leído mis pensamientos, espera ¿lo hacía?.

—Me siento muy halagada, joven mago—Dijo ella, se veía engreída.

Me quedé boquiabierto por un momento, mirándola, quizás ¿legeremancia?.

—Si no empiezas a hablar ahora, no podrás callarla, se tomará todo el día hablando de lo fabulosa que es—Dijo un hombre que salió de entre la multitud.

Y eso sirvió para recordarme que estaba rodeado de extraños, porque al parecer todos ellos eran personas, muy raras, pero personas al fin de cuentas.

El hombre era apuesto, muy apuesto, era alto, fornido, tenía el cabello castaño oscuro muy alborotado, unos ojos azules brillantes, una mandíbula afilada y una sonrisa perfecta, igual que el resto de su persona.

𝑴𝑬 𝑨𝑵𝑫 𝑻𝑯𝑬 𝑫𝑬𝑽𝑰𝑳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora