Nicolas Johnson a vista de todos es el chico hetero que juega fútbol, es popular y tiene una vida que todos quisieran, pero el está profundamente enamorado de Esteban Brown, un chico al que sus amigos desde hace tiempo le hacen bullying por ser gay...
Esteban y yo, llevábamos un año de relación, era algo que ninguno de los dos creíamos, habíamos pasado por varias cosas. Pero lo más importante, es el amor y cariño que nos tenemos.
Esteban cada 10 segundos me está repitiendo lo mucho que me ama, yo lo hago igual, solo que yo cada 5 segundos.
Esteban, me estaba insistiendo que quería trabajar en una cafetería cerca de la casa, no estaba muy convencido, la cafetería estaba en una calle que es algo transitada, y además, en la casa siempre hay comida, y no hace falta nunca nada. Pero entendía por que quería hacerlo, sabía como él se sentía en la casa.
Como un invitado, que en cualquier momento llegarán mis padres y le echarán en cara, todo, como dormir, comer, bañarse y estar básicamente todo el día en la casa sin aportar dinero. Mis padres solo estaban pocos días al año en la casa.
—Cariño, por favor, no está demasiado lejos— Esteban me insistía en trabajar.
—Amor...— suspire. No quiero que crea que soy un tóxico, que no quiere que vea a otros o que no lo deja ni ver la luz del sol o algo apreciado— Está bien, pero yo te llevaré y iré por ti.
Esteban sonrió, me encanta como es su sonrisa, se le marcan sus hoyuelos, cada que lo veo hacerlo, me convenzo lo mucho que lo amo, y lo mucho que me gusta.
—Gracias amor— dijo Esteban, besándome.
Después de una hora, lleno un papel, que decía "solicitud de empleó" La lleno, mientras yo estaba sentado jugando videojuegos.
—Amor... voy a ir a llevarla— me dijo tocando mi pierna, yo tenía la mirada fija en la pantalla.
—Espera... deja me pongo unos zapatos.
Salimos de la casa, y subimos al carro, la cafetería estaba cercas, llegamos en cinco minutos.
Bajamos, la cafetería estaba sola, se me hizo extraño, pero luego vi el reloj, ya eran las 4:00 pm.
Una joven, detrás del mostrador, atendió a Esteban.
—Creo que está todo muy bien... te llamaremos al final del día para ver si le convences a la jefa, ella llega a las 7 de la tarde— le dijo, muy amable.
—Muy bien, muchas gracias.
—Pero... ¿tu amigo, no quiere venir también?— dijo, yo estaba intentando no saltar la carcajada, me dio gracia lo de amigo.
La joven me vio atenta— Tenemos dos lugares disponibles, ambos tendrían el mismo horario, es que... Joel y Adam, renunciaron esta mañana, y la jefa me dijo que buscara a dos.
Esteban me miró atento— Estaría muy bien ¿no?
—Mmmm. No lo sé.
—Lo platicaremos en el camino, y si me eligen se los digo en la llamada— dijo Esteban, y acto seguido, ambos salimos de la cafetería.
Subimos al carro— Amor, por favor di que si, estaríamos juntos.
Suspire—Creo que si te eligen a ti, yo también tendré trabajo.
Esteban sonrió, le brillaron los ojos, y me beso en la mejilla.
Al llegar a casa, nueva mente me senté en el sillón, a jugar video juegos. Esteban no era muy fan de los juegos de asesinato, prefería las carreras de varemos, o los juegos de baile. Así que no juega. Y el estaban en la computadora.
Estábamos en exámenes finales, ya solo nos faltan pocos meses para graduarnos.
Y Esteban, estas últimas armamos, estuvo muy estresado, hacia varias tareas y estudiaba Constantemente, aun que no lo necesitaba.
Luego de una hora frente a la computadora, supuse que terminó, por que cerró la computadora, se sentó a un lado mío, sus piernas estaban pegadas a las mías, tome su pierna, y ma subí arriba de la mía, me comenzó a besar el cuello.
Deje el control de la consola a un lado mío, perdí, pero me estaba besando con mi novio.
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El celular de Estaban nos interrumpió, una llamada.
Era la cafetería. No alcancé a escuchar mucho de la llamada, ya que Esteban estaba en la cocina.
—¿Que te dijeron?— le pregunté, cuando se volvió a sentar.
—Que me quede con el trabajo... y quieren saber si tú aceptas.
Lo dude un poco, pero luego pensé en que haría en vacaciones.
—¿Cuando es tu primer día?
—El lunes a las 4:30 pm. Y la salida creo que es a las 8 pm.
—Está bien, iré.
—Muy bien amor, ya nos hacía falta algo nuevo... ¿no crees?
—Ahora que lo dices... si, tenemos la misma rutina todos los días. Estamos mucho tiempo en la casa.
