¿La Boda?

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Nicolas

Al despertar, me encontré frente a mis ojos a Esteban, lo abracé para seguir aquí, recostados, y calentarme un poco, de el frío que hacia.

Le comencé a besar el cuello, para que se juntara un poco más hacia mi cuerpo.

Pero él con una mano, me alejo y susurro — Tú cuerpo está muy frío.— yo me lo tomé algo personal y si antes estaba separado de él, ahora me hice aun más.

—Hoy no me amarás mucho— Me tape todo el cuerpo y me voltee hacia el lado contrario de él.

El sabía que me lo había tomado personal, y junto su cuerpo con el mío. —Ay Osito, ¿necesitas de mi amor?— Asentí— Está bien— se metió entre mis brazos y quedamos abrazándonos.

El me comenzó a besar, abrí los ojos y solo sonreí, él estaba tocando mi cabello. Las cosas estaban comenzando a "calentarse" mi miembro estaba "floreciendo" y estaban lo sintió con su cuerpo.

Solo se metió entre las sábanas, y sentí como me bajaba el pantalón de mi pijama, cerré los ojos por el placer. Con mi mano lo tomé su cabeza, y solo vi como su cabeza bajaba y subía.

El lo saco de su boca, yo me levante y lo puse boca abajo, le baje la ropa interior, y metí mi miembro en el.

Pero comenzaron a tocar la puerta, rápidamente lo saqué, me coloqué el pantalón de mi pijama, y me volví a recostar, y Esteban solo se tapó con las sábanas.

—Adelante— grite, y entró mi madre, para decirnos sobre el desayuno. —bajamos en 5 minutos. — mi madre abrió los ojos impresionada, y salió.

El pantalón de pijama de Esteban estaba a la orilla, junto con su ropa interior. Quería que me tragara la tierra y me escupiera en china, pero no fue posible.

No quería salir de la vergüenza de que mi madre se diera cuenta que estaba teniendo sexo en la casa donde está toda mi familia. Esteban no sabía que me pasaba, él no lo había notado, seguía sin los pantalones puestos.

Pero lo olvide en cuento vi como Esteban estaba recostado en la cama, de verdad quería hacerlo mío en la cama, romper todo y no caminar en varios días, pero esa idea se esfumó en el momento en que pensé en el hecho de que toda mi familia estaba ahí.

Salimos de la habitación, saludamos a todos y nos sentamos al lado de mi abuela, que solo nos miraba muy extraña. Se acercó a mi oído, y me susurro— Los vi saliendo esta noche y entrar al establo...— mi presión se bajó, ahora más que nunca quería desaparecer de este plano universal— Tranquilo, no le dire a nadie.

— Esteban... ¿como te la estás pasando aquí?— le pregunto mi abue.

—Increíble señora, aquí es en verdad muy lindo.

—Ay, por favor, no me digas señora, dime abuelita.— quería llorar al escuchar esas palabras y Esteban también.— pero ya, díganme ¿cuando es la boda?

—¿Cual boda?— pregunté.

—La de ustedes dos.

Ni Esteban o yo, supimos que contestar, y Esteban solo se puso más nervioso. Por mi
Mente si había cruzado la idea de si me casaría con Esteban, y claro que quería, pero tal vez aún somos muy jóvenes.

—Aún estamos muy jóvenes, ¿no?— pregunté.

—Ay Nicolas, yo me casé a los 15 años. Y fue algo obligada, pero ame a tu abuelo demasiado. Hasta que murió en la guerra.

—¿En que guerra?— pregunto Esteban.

—En el restaurante, uno que está por el centro de la ciudad, ahí murió de un ahogado por un trozo de chile.

—¡No es verdad mamá!— grito mi padre desde afuera— mi papá murió de un infarto en su casa.

—¡Obviamente lo se! pero me encanta hacer ese chiste.

Al terminar de desayunar, la idea de la boda seguía en mi mente, pero algo le decía que era muy pronto. Ambos tenemos 19 años, tal vez aún nos quedan mucho por vivir antes de todo.

Tal vez en algún momento la vida ya no nos quiera juntos, y todo se termine, si eso no pasa, yo estaría más que que feliz, ya que Esteban, mi bebé, me hace la persona más feliz y enamorada de este mundo. Claramente soy el primero en querer casarme con mi niño, pero tal vez la vida nos tenga algo más.

Sentados en las sillas viendo el gran paisaje, me surgió la duda de la boda.
— Amor... ¿tu si quisieras casarte conmigo?

No lo pensó dos veces— Osito, es obvio que si. Tu me haces la persona más afortunada al tenerte, sabes que te amo, y que obvio me quiero casar contigo, y estar dándote el amor que te mereces y que te encanta recibir.— aun no lo terminaba de decir cuando yo, ya tenía su rostro entre mis manos, listo para besarlo.

Descuida, yo te cuidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora