Nicolas
Mientras en la carretera, íbamos Esteban y yo, mis padres están ya allá. La jefa en el café casi no nos dejaba tener días libres, pero tan solo eran dos.
Esteban, a los 30 minutos de haber iniciado el viaje, solo tomó una cobija, y se tapó, para poder dormir, su saliva se escurría por su boca, me dio demasiada risa, saqué mi teléfono y le tomé una foto.
El hambre en mi se estaba haciendo presente, desperté a Esteban.
—Amor, amor, bebé... despierta, paremos a comer.
Él abrió los ojos lentamente, lo sacudí un par de veces, por que había unos hombres que me estaban viendo raro.
—Despierta... tengo hambre.
Se levantó rápidamente del asiento del copiloto.
—Claro... yo también tengo hambre.— dijo, tallándose los ojos.
—Vamos entonces— le di un pequeño beso en la frente y salió del carro, volteando a todas partes, por que no sabía donde estábamos, pero la gran vista de montañas y césped seco, no le dio ninguna pista.
Comenzamos a caminar al restaurante, y los hombres aún nos veían raro, eran dos, uno gran barba y gorra, y otro de pelo largo, y un bigote raro. Solo intente ignorarlos.
Al entrar en el restaurante nos dimos cuenta que era un restaurante de comida mexicana, había algo de gente.
Al sentarnos con la comida ya lista, nos sentamos uno al lado del otro. Al terminar, Esteban puso su mano en mi pierna, yo lo sentí demasiado raro, no muy seguido hace eso. Hasta que sabía lo que quería. Estaba tocando mi pierna demasiado, hasta que la puso sobre mi entrepierna.
Lo acerque a mi, y le dije al oído.
—Vamos al carro... quiero mostrarte algo.
—Solo iré al baño.— dijo, y se levantó.
Dos minutos después, salió, y unos segundos después salieron del baño los dos hombres raros, detrás de él.
—¿Que pasa?— pregunté por qué lo vi algo alterado.
—Vámonos— dijo entre dientes.
— Dime que pasa.
—Nada.
—¿Estas seguro?
—Sí. No quiero que te pongas a hacer dramas.— comenzó a caminar.
Ya sabía lo que pasaba. Esos dos hombres hicieron algo. Me acerqué a su oído.
—¿Que te hicieron?
Suspiro— me ofrecieron tener relaciones con ambos.
Algo en mi, se calentó, estaba molesto.
Fui caminando hacia los dos hombres, que estaban afuera con un cigarrillo.
—¿Les pasa algo? — llegue preguntado, Esteban estaba detrás mío, no dijo nada.
—No. ¿Por que?— dijo el barbas.
—Creo que es por que se metieron al baño con mi novio a ofrecerle tener relaciones con unos ancianos de 50 o más.
—Solo queremos diversión, si quieres te puedes unir.— dijo el bigotes raros. Mientras se recargaba en la camioneta de atrás.
—No... gracias.
—Entonces, dejamos con el, lo dejaremos sangrando, y temblando, se ve que tú jamás has podido satisfacerlo.— dijo el barbas de Santa.
—**** viejos asquerosos— ahora si estaba más molesto, los golpearía.
— Solo nos gusta lo bueno. Y el— apunto hacia mi bebé— se ve que necesita un buen "miembro"
No lo pensé dos veces cuando lo golpeé, al barbas estaba tirado en el piso, mareado por el alcohol, y el bigotes estaba listo para darme un golpe, tal vez. No entendí lo que estaba intentado hacer.
Le di un golpe en el rostro antes de que hiciera cualquiera cosa. Ambos quedaron tirados en el piso, con olor a alcohol, y cigarrillos.
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Descuida, yo te cuido
Novela JuvenilNicolas Johnson a vista de todos es el chico hetero que juega fútbol, es popular y tiene una vida que todos quisieran, pero el está profundamente enamorado de Esteban Brown, un chico al que sus amigos desde hace tiempo le hacen bullying por ser gay...