Lagunas Verdes

Capítulo 2

Entró a la escuela y recorrió el pasillo principal para llegar a su clase. El calor se notaba un poco ya, puesto que estaban a mediados de mayo, y dentro de un mes terminaría el curso escolar. No podía dejar de pensar en que pronto sería junio, y por tanto su quince cumpleaños, al que asistirían toda su familia y amigos, y Ryle.

Siempre venía tres veces al año, y una de ellas era en su cumpleaños. Este tipo de fiestas deberían alegrar y hacer sonreír al que cumple años, pero June odiaba cumplirlos. Cada año forzaba sonrisas y rezaba mentalmente que acabara ese día. No sólo por el simple hecho de que Ryle viniera ese día, sino porque en cada cumpleaños estaba más cerca de cumplir los dieciséis.

Era su último cumpleaños, el doce de junio cumplirá quince años, y solo podía esperar que los días pasarán lentamente para poder disfrutar un poco de su adolescencia.

Llegó al aula y divisó a sus amigas, que charlaban tranquilamente al lado de los pupitres. Se acercó a ellas y alejó esos pensamientos pesimistas. Iba a aprovechar al máximo el tiempo que le quedaba.

-—¡Hola, June! —su mejor amiga Lucy, la saludó alegremente. Lucy era otro pilar fundamental en su vida, y era la única, aparte de Tyler, que la entendía a la perfección.

Cuando la gente se enteró de que se iba a casar con Ryle Abernathy, reaccionaron de una forma que June no esperaba. Pensó que al contarlo la gente se apiadaría de ella y la apoyaría, pero en vez de eso, las chicas actuaron como si fuera una noticia maravillosa. ''¡Qué suerte tienes, June!'' ''Ryle Abernathy tiene muchísimo dinero, y es muy guapo'' ''¡Me encantaría ser tú ahora mismo!'' eran comentarios que hacían constantemente, y los chicos al enterarse se alejaron un poco de ella, porque ya estaba ''comprometida''.

La única que no reaccionó así fue Lucy, que se dio cuenta enseguida de lo que opinaba June sobre ese matrimonio. Lucy sabía como se sentía en su cumpleaños, así que siempre la animaba y conseguía hacerla sonreír por mucho que ella no quisiera hacerlo. Lucy era una chica que la gente solía clasificar como adorable y amable. Tenía el cabello castaño y la piel ligeramente bronceada; los ojos color miel y unos labios finos, que hacían que se asemejase a una muñeca de porcelana. Pero Lucy era super inteligente también, le daba la vuelta a toda la clase en todas las asignaturas.

Sabía que Lucy siempre había querido estudiar algo después de terminar el colegio a los dieciséis años, pero en ese tiempo era difícil ganarse un lugar en la sociedad que no fuera ser ama de casa o cocinera siendo mujer. Pero June esperaba que Lucy pudiera alcanzar sus sueños.

En ese mismo instante, entró el señor Jackson, su maestro, a la clase. Todo el mundo se sentó en sus respectivos lugares y sacaron el material mientras el profesor comenzaba la clase.

Sacó los deberes de su bolsa y fue corrigiendo a medida que el señor Jackson explicaba. June no se consideraba una mala estudiante, puede que no fuera la más lista, pero no sacaba malas calificaciones.

El problema era que se distraía constantemente, ya fuera por algún ruido o porque se perdía en sus propios pensamientos y por ello a veces no atendía a las explicaciones de los maestros.

En ese momento notó que alguien le daba una patada en la pierna. Se giró a la derecha y vio como Lucy le hacía un gesto frenético hacia donde se encontraba el profesor, y se dio cuenta de que la había preguntado algo.

Oh, no. Otra vez no.

La clase entera se giró hacía ella. June tragó saliva y el profesor enarcó una ceja al ver que ella no contestaba.

—Señorita Baker, ¿se ha vuelto a dormir otra vez en mi clase? —preguntó el profesor.

—No, no, señor Jackson, perdóneme. ¿Podría repetir la pregunta? Es que no la he escuchado desde aquí atrás.