Capítulo 3

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En cuanto abrió los ojos supo que ese domingo iba a ser horrible. Le dolía la cabeza a horrores y estaba muy mareada, sentía que iba a vomitar.

Vale, mejor quedarse en la cama que arriesgarse a caerse por las escaleras, ¿no?

Cerró los ojos, y estaba ya medio dormida, cuando la puerta de su habitación se abrió lentamente.
—Señorita June, ¿se encuentra bien? Como no ha bajado a desayunar he supuesto que algo le pasaba.

—Me encuentro mal, creo que estoy enferma.

Linda le colocó suavemente la mano en la frente, para comprobar su temperatura, y puso una mueca.

—Creo que tiene fiebre, iré avisar a sus padres y a prepararle algo, descanse.

June murmuró un agradecimiento y volvió a cerrar los ojos.
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Cuando volvió a abrir los ojos notó que tenía un paño de agua fría en la frente. Se giró hacia la derecha y vio a su madre sentada en una silla a su lado.

En cuanto su madre vislumbró que se encontraba despierta, sonrió dulcemente.

—Hola cielo, ¿qué tal te encuentras?

—Me sigue doliendo la cabeza, pero estoy menos mareada. Esperemos que no sea nada grave.

—No te preocupes cariño, te vas a poner bien— la tranquilizó su madre—. Si mañana no te encuentras mejor no irás a la escuela. Recupérate tranquilamente y quédate en la cama todo lo que necesites.

—Gracias, mamá—la sonrió.

En ese momento, llamaron a la puerta, esta se abrió lentamente y Tyler asomó la cabeza.

—Buenas tardes, señora Baker. ¿Puedo pasar?

—Por supuesto, Tyler. Pasa.

June clavó la mirada en su amigo. Todavía llevaba puesta la ropa de trabajo, así que supuso que acaba de terminar. Llevaba una bandeja de comida en las manos, que dejó delicadamente en su mesilla de noche. Acto seguido, agarró una silla y la colocó al lado de la cama, junto a ella.
En cuanto sus miradas se encontraron, notó su preocupación. Él hizo amago de hablar, pero se cortó cuando la señora Baker le dijo:

—Tyler cielo, ¿te importaría quedarte con June para que yo pueda bajar a comer?

—Sin problema, señora Baker. Yo me quedo con ella.

Su madre le agradeció y se marchó al piso inferior. Cuando ella se fue, Tyler se giró hacia June y la preguntó:

—¿Qué tal estás? Mi madre me contó que te encontrabas mal y me ofrecí a subirte la comida.

—Ya me encuentro mejor, es que me levanté un poco mareada hoy. 

—Bueno podría ser más grave, míralo por el lado positivo. Además así descansas un poco. 

—Sí, la verdad—contestó ella. Aún se encontraba mal, pero hablar con Tyler la ayudaba mucho porque la hacía compañía y la cuidaba, a su manera.

—Bueno, me parece que hoy no quedamos... Habrá que posponerlo, y me deberás una quedada más larga como compensación, y si faltas mañana me deberás el triple de tiempo. Yo si fuera tú me recuperaría pronto, Ju, porque la compensación aumentará en función de los días.

—Lo tendré en cuenta—le respondió ella divertida—. Aunque no creo que haya que posponerla. Seguramente por la tarde ya me encontraré mejor, y me vendrá bien un poco de aire fresco.

—Está bien, pues quedamos a la misma hora de siempre, y ni se te ocurra llegar tarde June, que te conozco.

—Vale, vale —contestó ella riéndose—. No te preocupes, seré puntual.

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