Jennie se levantó de la cama con cansancio al escuchar los ruidos provenientes de la sala. La tensión en el aire era palpable, y ya sabía quién era el culpable de interrumpir su sueño. Jinho, su novio, había llegado de nuevo.
La castaña dejó escapar un suspiro agotado mientras se ponía una bata para cubrir su pijama. No era la primera vez que Jinho venía a su casa en medio de la noche, a pesar de tener su propio lugar. La molestia de Jennie no radicaba tanto en el hecho de que estuviera tomado, sino en la persistente invasión de su espacio personal.
Caminó hacia la sala, donde encontró a Jinho, aparentemente ajeno a la incomodidad que estaba causando. El aroma a alcohol flotaba en el aire, confirmando las sospechas de Jennie. Sus ojos se encontraron, y ella le dirigió una mirada de desaprobación.
—Jinho, ¿otra vez aquí? ¿No tienes tu propio lugar? —preguntó Jennie con un tono de voz que reflejaba su molestia.
Jinho, con una sonrisa despreocupada, intentó justificar su presencia.
—Bebé, es más divertido estar aquí contigo. Además, tu casa es más acogedora que la mía. —dijo, como si esa explicación fuera suficiente.
La molestia de Jennie se profundizó. No era solo el hecho de que Jinho prefería su casa, sino la falta de consideración hacia sus propios límites y la invasión constante de su privacidad. Se cruzó de brazos, claramente insatisfecha con la situación.
—Estoy cansada, Jinho. Necesito dormir. ¿No puedes simplemente quedarte en tu propio lugar esta noche? —pidió Jennie, esperando que entendiera la necesidad de establecer límites.
Jinho, sin embargo, parecía no tomar en serio sus preocupaciones. Se acercó a ella con una expresión de falsa ternura.
—Vamos, cariño, solo quiero pasar tiempo contigo. ¿Qué hay de malo en eso? —intentó persuadirla, pero Jennie no estaba dispuesta a ceder.
—¿Quieres pasar tiempo conmigo?, ¿Cómo puedes ser tan descarado?—preguntó la castaña, comenzando a sentir la frustración acumulada en su interior comenzar a salir a la luz—Jinho, eres cortante, me tratas mal. ¿Y dices que quieres pasar tiempo conmigo?, ¿Crees que soy estúpida?, ¿Crees que tomo por desapercibido el hecho de que sales por las noches cada que puedes?
Jinho intentó mantener su actitud relajada, pero las palabras de Jennie le llegaron directo al corazón. La tensión en la sala se incrementó a medida que ella expresaba sus sentimientos.
—Bebé, no es tan malo. Solo estoy saliendo un poco, divirtiéndome. No entiendo por qué te pones así —respondió Jinho, intentando minimizar la situación.
La castaña, sin embargo, no estaba dispuesta a aceptar una respuesta vaga. Sus emociones estaban a flor de piel, y la paciencia se estaba agotando.
—¡No es solo "un poco"! — exclamó Jennie, su voz elevándose—. Tu falta de respeto y consideración me están cansando. ¿Qué es lo que estás buscando al venir aquí a estas horas?
Jinho, ante la intensidad de la confrontación, decidió cambiar de táctica. Intentó acercarse a Jennie y tomar su mano.
—Vamos, no te pongas así. Solo quiero pasar tiempo contigo. No deberíamos pelear.
La castaña apartó bruscamente su mano y se alejó.
—Mentiroso, mitómano eso es lo que eres. Tu no quieres pasar tiempo conmigo, tu quieres tener sexo conmigo que es distinto.
Las palabras de Jennie resonaron en la sala, cortantes y cargadas de frustración. Jinho, por un momento, pareció desconcertado ante la contundencia de su declaración. La tensión entre ambos alcanzó su punto máximo, y la incomodidad se palpaba en el aire.
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The Stripper.
RomanceJennie en realidad nunca pensó enamorarse de una stripper. Menos de Lalisa Manoban, la chica que frecuentaba su novio.