14.

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Los brazos largos de Lisa se envolvieron con dulzura en la cintura de Jennie.

Lisa envolvía con ternura sus brazos largos alrededor de la cintura de Jennie, creando un abrazo que parecía un refugio seguro. La proximidad entre ambas generaba una sensación de calidez y conexión, como si el mundo exterior desapareciera en ese momento, dejándolas a ellas dos en su propio espacio íntimo.

Jennie podía sentir la firmeza y la suavidad de los brazos de Lisa, un abrazo que transmitía no solo protección, sino también un profundo cariño. El contacto físico entre ambas era un recordatorio tangible de la fortaleza de su conexión, un lazo que se fortalecía con cada gesto de afecto.

El cuerpo de Jennie se giró entre los brazos de Lisa, quedando así su espalda apoyada en la encimera de la cocina.

Con la espalda apoyada en la encimera de la cocina, Jennie permitió que el abrazo de Lisa la rodeara por completo. La cercanía entre ambas se intensificaba, y el suave contacto de los brazos de Lisa transmitía una sensación reconfortante.

Una risita escapó de los labios de Jennie al ver a Lisa. Su cabello estaba húmedo, desordenado y habían algunos rasguños en aquellos brazos que la tenían envuelta. 

—Vaya, al parecer a Leo no le gusta mucho bañarse—opinó Jennie.

Lisa sonrió, sus ojos brillando con afecto mientras mantenía el abrazo alrededor de Jennie.

—Ya estoy acostumbrada, me ha dejado peor—su respuesta fue simple y agachó su rostro para besar los labios de Jennie brevemente—Pero, ¿Te molestaría ayudarme a curar estos rasguños de mis brazos?

Jennie asintió con una sonrisa, sintiéndose agradecida por la cercanía y la intimidad compartida. Ella tomó suavemente las manos de Lisa y la guió hacia una silla cercana en la cocina.

—Claro, Lili. Vamos a cuidar esos rasguños. Deberíamos asegurarnos de que Leo no haya dejado nada más que eso —dijo Jennie con complicidad, mientras hacía que Lisa se sentara.

Con cuidado, Jennie buscó un botiquín cercano y sacó los elementos necesarios. Mientras examinaba los rasguños, su expresión se volvió más tierna.

—Quizás podamos enseñarle a Leo que los baños no son tan malos después de todo —sugirió Jennie con una risa suave— Deberías cortarle las uñas ¿No?, digo así los rasguños no serán tan fuertes.

Lisa asintió mientras se sentaba, agradecida por la atención y cuidado de Jennie. Ambas compartieron una risa cómplice ante la sugerencia de enseñarle a Leo sobre los beneficios de los baños.

—O tal vez podría incluir golosinas en medio del baño, quizás sea más atractivo para el—una mueca se dibujó en su rostro cuando Jennie tocó un rasguño relativamente profundo.

La castaña se estiró y besó la punta de la nariz de Lisa para luego hablar en voz baja:

—Ya sé que esta crema puede arder un poco, pero ayuda a que la piel sane más rápido. ¿Lista?

Lisa asintió, apreciando la delicadeza y la atención de Jennie. La aplicación de la crema fue acompañada por el suave roce de los dedos de Jennie sobre los rasguños. A pesar de la posible molestia de la crema, Lisa se sentía reconfortada por el cuidado de su amada.

—Gracias por ocuparte de esto, Jennie. Eres tan cariñosa, incluso con los rasguños de Leo —comentó Lisa, sonriendo.

Jennie levantó la mirada y encontró los ojos de Lisa, expresando un amor profundo.

—Cuidarte es un honor para mí. Además, siempre es una buena excusa para unirnos más, ¿no crees? —respondió Jennie con complicidad.

Terminado el proceso, Jennie guardó los elementos del botiquín y se acercó para darle un suave beso en la frente a Lisa.

The Stripper.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora