Jennie nunca estuvo tan nerviosa en su vida. El reloj marcaba las horas con una lentitud exasperante mientras se encontraba frente al espejo, ajustando cada detalle de su apariencia.
El vestido oscuro que elegía esa mañana se sentía como una armadura frágil ante la inminente visita a la comisaría. Cada movimiento de sus manos temblorosas se reflejaba en el cristal, una coreografía de nerviosismo que intentaba disimular.
El ambiente en la habitación estaba cargado de una tensión palpable. Lisa, su novia, observaba desde la puerta, preocupada por la ansiedad que emanaba de Jennie. Sus ojos reflejaban el amor y el apoyo incondicional que sentía, pero también la comprensión de que este día no sería fácil.
—Estaremos bien, Nini. Recuerda que estoy aquí contigo —le aseguró Lisa, acercándose para abrazarla por detrás, como buscando transmitir calma a través de su contacto.
Jennie asintió, sintiendo el consuelo en el abrazo de Lisa. Sus ojos se encontraron en el reflejo del espejo, y aunque la sonrisa de Lisa buscaba aliviar la carga emocional, Jennie sabía que este sería un día difícil de superar.
Finalmente, se dirigieron juntas hacia la comisaría. El trayecto estuvo marcado por un silencio incómodo, interrumpido solo por el murmullo constante del tráfico y el latido acelerado del corazón de Jennie. Lisa apretó suavemente la mano de Jennie, ofreciéndole un anclaje emocional en medio de la tormenta que se avecinaba.
La sala de espera de la comisaría los recibió con su austeridad característica. El zumbido de conversaciones apagadas y el chisporroteo de la iluminación fluorescente formaban el telón de fondo de la escena. Jennie se sintió como una intrusa en ese mundo, donde cada paso la llevaba más cerca de enfrentar los recuerdos dolorosos que habían marcado su vida.
Lisa la guió hacia un par de sillas vacías en la sala de espera, y ambas se sentaron en un silencio tenso. Jennie jugueteaba nerviosamente con sus manos, incapaz de mirar a Lisa a los ojos. La realidad de lo que estaba por venir se cernía sobre ella como una sombra oscura, amenazando con sumergirla en un mar de recuerdos desgarradores.
—Suerte, cariño. Estaré esperándote aquí —dijo Lisa, rompiendo el silencio con un tono reconfortante mientras le daba un rápido beso antes de que Jennie se dirigiera hacia la sala de testimonios.
Al entrar, un oficial de policía la recibió con un gesto formal y le indicó que tomara asiento. La sala estaba iluminada de manera tenue, creando una atmósfera de solemnidad. Jennie inhaló profundamente, tratando de encontrar fuerzas en su interior para afrontar lo que estaba por venir.
El oficial de policía le saludó con formalidad, se sentó en frente de ella encendió la cámara de seguridad y la grabadora.
—Bien, señorita Kim ¿No es así?—preguntó el policía de cabellos negros y grasosos, el mismo era largo y tenía ojeras debajo de sus ojos.
—Sí, soy Jennie Kim —respondió ella, su voz apenas más que un susurro nervioso.
—Entiendo que está aquí para proporcionar su testimonio sobre el incidente que involucra a Jinho Lee, ¿es correcto? —preguntó el oficial, ajustando sus lentes y mirándola con seriedad.
Jennie asintió, su garganta apretada por la ansiedad.
—Sí, así es.
El hombre asintió con la cabeza.
—Perfecto, entonces. Le pido por favor, que muy difícil que sea trate de recordar todo lo que pueda. Cualquier detalle es fundamental, por más pequeño que sea, podría ser de gran importancia para la investigación.
Jennie, sintiéndose observada por la lente de la cámara tomó una bocanada de aire y se preparó a hablar.
—Jinho y yo fuimos pareja durante el lapso de dos años y medio—empezó a relatar— la relación culminó porque yo estaba cansada de sus actitudes posesivas, tóxicas y toscas. Al principio pensé que él iba a seguir con su vida, lo que me relajó más de lo que debería.
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The Stripper.
RomanceJennie en realidad nunca pensó enamorarse de una stripper. Menos de Lalisa Manoban, la chica que frecuentaba su novio.