Hyunjin encendió el motor de su elegante Cadillac Escalade gris, preparándose para partir con el atractivo joven que ocupaba el asiento del pasajero. El muchacho aún se recuperaba, suspirando irregularmente y con las piernas temblorosas tras haber experimentado un encuentro íntimo lleno de pasión dentro del mismo vehículo.
Navegó por las gélidas calles, iluminadas por las luces artificiales de los edificios circundantes, en dirección al Dakota, un lujoso hotel donde planeaban alojarse esa noche para descansar. Ambos ansiaban una ducha para eliminar los vestigios de los fluidos que ahora se secaban en sus cuerpos, añadiendo una capa de urgencia a su llegada.
En menos de diez minutos, el lujoso hotel se materializó ante ellos, una imponente estructura que irradiaba opulencia. El cabello castaño de Hyunjin ondeaba ligeramente con la brisa mientras maniobraba su auto hacia la entrada principal del establecimiento. Dejó a Jisung dentro del vehículo, absorto en su celular, mientras él se dirigía hacia la recepción para gestionar una habitación.
Inicialmente, la recepcionista pareció reacia a concederles alojamiento, arguyendo la falta de una reserva previa. Sin embargo, ante la insistencia de Hyunjin, las tornas cambiaron. Con una oferta generosa, tres veces superior al costo habitual de la estadía, logró asegurar un lugar para la noche. Era un ejemplo palpable del poder que confería el dinero: la capacidad de abrir puertas que, de otro modo, permanecerían cerradas.
Para Hyunjin, esta transacción no era solo un acto de mera conveniencia; era una confirmación más de su convicción arraigada en la creencia de que la riqueza era el himno del éxito. En su mundo, el dinero no solo era un medio para adquirir bienes materiales, sino también una herramienta para moldear la realidad según sus deseos y caprichos. Era una verdad universalmente aceptada, una realidad innegable que resonaba en cada aspecto de su vida.
Tras asegurar una habitación para ambos, Hyunjin se apresuró a buscar a Jisung. Con pasos decididos, se dirigió hacia donde había dejado estacionado el auto.
—Logré conseguir una habitación— anunció Hyunjin con una sonrisa, mientras abría la puerta del lado del copiloto, invitando a Jisung a salir.
Extendió su mano en un gesto amable para ayudar a su acompañante a bajar del auto, consciente de que el cansancio y la necesidad de descanso pesaban sobre ambos.
—No— titubeó.
Hyunjin frunció el entrecejo, su gesto de perplejidad reflejando la confusión que invadía su ser. Aquella negativa inesperada desdibujaba su semblante, arrojándolo en un estado de desconcierto que pesaba sobre él como una pesada losa. ¿Cómo podía ser posible que, apenas unos minutos atrás, fuera él quien con fervoroso empeño suplicó que lo llevara con él? La contradicción entre la solicitud previa y la repentina negativa del chico parecía desafiar toda lógica.
—¿Por qué no?— preguntó confundido recargandose con la palma de su mano derecha en la parte posterior de la puerta de la camioneta.
El joven de rizos castaños bajó la mirada hacia su regazo con evidente nerviosismo, sintiendo el rubor ardiente inundar sus mejillas y transformarlas en un tono carmesí. Su vergüenza parecía consumirlo, dejándolo vulnerable ante la mirada ajena.
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Be My Daddy | Hyunsung
FanfictionHyunjin, un famoso empresario británico que busca agregarle una pizca de diversión a su monótono vida llena de contratos, reuniones y viajes de negocios, así que una noche decide ir a un bar a las afueras de Londres junto a uno de sus amigos, sin es...