Hyunjin, un famoso empresario británico que busca agregarle una pizca de diversión a su monótono vida llena de contratos, reuniones y viajes de negocios, así que una noche decide ir a un bar a las afueras de Londres junto a uno de sus amigos, sin es...
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Las cosas entre la pareja se solucionaron luego de que ambos se disculparan y explicaran cómo se habían sentido durante ese tiempo mientras compartían una agradable cena, aunque eso no quitaba que todo ese suceso les afectara de alguna manera.
Sus intensos días de sexo disminuyeron, por no decir que se estuvieron limitando a solo besos un poco subidos de tono y a salidas juntos. Iban al cine, en las tardes salían a caminar a algún parque, seguían yendo a uno que otro restaurante o pasaban el rato en casa de uno de los dos.
Todo eso sucedió durante un poco más de un mes, así que ambos estaban (por no decir que muy) frustrados sexualmente pero no se quejaban, o no del todo, no cuando justo ahora se encontraban en Grantley Hall, un lujoso hotel que se encontraba en Ripon, una pequeña cuidad la cuál es parte de Yorkshire del norte.
Habían decidido ir ahí ya que la idea de la playa después de analizarla no les pareció del todo buena, no querían estar rodeados de muchas personas cuando buscaban relajarse y disfrutar de los últimos días de vacaciones con sus familias en completa tranquilidad.
—Hyun— llamó Jisung mientras hurgaba entre todas las cosas de su maleta. Hyunjin estaba recostado sobre la pulcra cama de la habitación, mirando su celular. Eran apenas las tres de la tarde y el calor junto con el sol estaban en la cima de su apogeo. —¿Has visto el bloqueador solar? Juro que lo guardé en alguna parte pero no lo recuerdo y quiero ir a la piscina de afuera con tus hermanas.
—No, mi amor— le respondió. —No lo he visto, pero puedes pedirle a mis hermanas que te den del suyo, creo que usan el mismo que tú— aconsejó.
—Sí, creo que eso sería una mejor opción— se dió por vencido. —¿Te vas a quedar aquí?— preguntó caminando hasta estar recostado sobre el cuerpo de Hyunjin y depositar un corto beso en sus labios, suspirando al tener que separarse. —¿No quieres ir a nadar un poco conmigo y tus hermanas?
—Ve con ellas, yo te alcanzo más tarde y nadamos juntos. Estaré con mamá y tus padres, quieren tomar algunas fotos— acarició la piel desnuda de la espalda del ojiverde con la punta de sus dedos, admirando lo suave que era bajo su delicado toque.
—Bien, te veo más tarde— dejó un último beso y se levantó, buscó una toalla y la colgó en sus hombros para luego salir de la habitación con un fugaz "Te amo".
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