Hyunjin, un famoso empresario británico que busca agregarle una pizca de diversión a su monótono vida llena de contratos, reuniones y viajes de negocios, así que una noche decide ir a un bar a las afueras de Londres junto a uno de sus amigos, sin es...
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La fiesta de los empleados de la compañía de Hyunjin, tenía un par de horas de haber comenzado.
El salón en el que se estaba llevando acabo dicha fiesta, estaba adornado por algunos globos y serpentinas en todas partes, habían unas cuantas plantas alrededor que se podía intuir eran parte del sitio.
El ambiente en el lugar no era aburrido, tenían un poco de música algo tranquila y habían personas con sonrisas en sus rostros repartiendo bebidas alcohólicas a todos los presentes. No era una fiesta como la que mayormente se da en bares o las que hacen los universitarios o adolescentes, dónde usualmente hay música a todo volumen, gritos y personas borrachas restregando sus cuerpos sudados entre sí, lo único en común que tenía con ese tipo de fiestas es que varios solían terminar absolutamente ebrios, pero fuera de eso, podía considerarse que era tranquila.
—Señor Hwang— escuchó a alguien tras su espalda, volteando al instante para ver de quién se trataba y topandose a un chico alto con cabellos rizados azabaches y ojos del mismo color que los suyos.
No recordaba su nombre pero sabía que era uno de sus empleados del área de arquitectura que había contratado recientemente. El chico lucía amigable y se notaba que apenas se estaba integrando al resto de sus compañeros de trabajo.
Hyunjin lo saludó con una sonrisa en sus labios por cortesía.
—Oh, hola..¿Jackson?— dijo con duda.
—Jason— corrigió con una sonrisa pintada en su rostro.
—Jason— repitió. —Lo siento, soy malo con los nombres— se encogió de hombros.
—No se preocupe, señor Hwang— tranquilizó. —Solo quería saludarlo y como lo vi solo, creí que sería un buen momento para hacerlo— se encogió de hombros, mirando al hombre mayor sin borrar su sonrisa.
—No hay ningún problema. Por cierto, ¿Cómo vas adaptadote al nuevo entorno?— preguntó, no veía a Seungmin y a Irene por ningún lado.
—Muy bien, o eso creo— respondió. —Las personas aquí en su mayoría son muy agradables. Me gusta el ambiente— agregó.
—Me alegra escuchar eso, me gusta que mis empleados laboren en un espacio tranquilo.
La conversación siguió amenamente. Al principio solo fueron cosas del trabajo pero después de minutos y unos cuantos tragos se volvieron un poco más banales y divertidas para ambos.
Hyunjin la estaba pasando bien, tanto que no había notado a la otra presencia a lado de él hasta que ésta habló.
—¿Tan rápido olvidando a tu noviecito?— se mofó la otra persona.
Hyunjin dirigió su mirada hacia esa voz y maldijo cuando vió a Jeongin, no sabía cómo si quiera estaba ahí cuando se suponía la fiesta era solo de empleados de su empresa.
