XII

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— ¿A dónde fue? — Jisung pateó sus pies, jugando juegos en su teléfono sin cesar. Fue hasta que vio las luces parpadeantes del monitor, que se dio cuenta de que algo andaba mal. Recogiéndolo con cuidado, entrecerró los ojos. Había muy claramente un patrón en ello, pero no estaba seguro de lo que intentaba transmitir.

¿Sabes código morse?

Este cambió la pantalla de su teléfono a la pestaña del código morse, para ser completamente honesto, sí, lo estaba estudiando mientras ella no estaba. Habían pasado horas desde que ella se fue, y esa idea lo molestaba.

Bueno, eso fue lo que pensó.

Dudó por un momento, antes de salir corriendo a tomar un bolígrafo y anotar el patrón con líneas y puntos. Diría que le importaba un carajo, pero su corazón parecía latir con adrenalina. El sudor rodó inconscientemente por su frente, sus manos se juntaron mientras escribía el código desordenadamente en su mano.

— No debería haberla dejado. — Este maldijo, notando la larga pausa entre ellos, indicando que la frase había terminado.

— ¿Qué estás haciendo? ¿Código morse? — Chenle se sentó a su lado, con el teléfono en posición horizontal en un gesto de estar jugando.

—Aeri ha desaparecido. — Sus ojos volaron de la pantalla a su mano, respiraciones entrecortadas salieron de sus labios.

— Puedo decir que no es débil, de hecho, probablemente sepa pelear más que tú. — Chenle silbó casualmente, ganando el juego en su teléfono.

— No es eso. No me preocupa que la maten, me preocupa que ella vaya a matar a alguien. — su escritura era tan desordenada en sus manos que sería un milagro si alguien pudiera entenderla.

Chenle se rió; Había algo que admiraba en su conexión. Eran tan diferentes, pero compartían similitudes que nadie hubiera esperado. Los soñadores dirían que eran almas gemelas, pero para mí y mis compañeros eran enemigos que simplemente se adaptaron al otro.

— ¿Tienes tu coche contigo? — preguntó, levantándose y agarrando el monitor con él.

— No vas a conducir. — dijo Chenle inexpresivo, siguiendo las acciones de Jisung mientras caminaban por el callejón.

— Bueno, tú tampoco. — hizo un gesto hacia sus manos. — Dame las llaves.

Los chicos pelearon por la llave, el metal finalmente terminó en propiedad de Jisung.

Aeri por favor, canta la canción antes de actuar.

Por favor recuerda mis palabras

***

Aeri luchó contra el agarre, rogándole a Jisung que se diera prisa y llegara antes de morir por congelamiento en lugar del agua. Estaba temblando, su cuerpo le fallaba por la falta de calor, pero su rostro permanecía inmóvil frente a su querido padre, tan querido hasta el punto de querer marcar su corazón con un bolígrafo.

Sus monstruos rugían contra su jaula, se golpeaban y se lanzaban contra los barrotes de hierro, mordían y gruñían para salir. Necesitaba contenerlos; se apoderarian de ella si alguna vez los dejaban salir.

— Firma los papeles Aeri, luego podrás salir. — Y una nube de humo se perdió en la atmósfera, mezclándose apenas con el gris del fondo. Ella era, con toda honestidad, muy parecida a su padre. Perdía el control de las cosas que desea y adqueria hábitos poco saludables para buscar placer. Pero con la influencia de su madre, ella era solo una bestia desenfrenada.

— No firmaré una mierda. — Esta tiró de la cuerda, aunque sabía que era inútil.

— Tú te buscaste esto. — su padre se levantó, llevando otro cubo lleno hasta el borde. Se burló de ella por un momento, antes de levantarlo por encima de su cabeza. Aeri cerró los ojos con fuerza, solo para que el impacto no se produjera, sino solo el sonido de una puerta y un fuerte ruido a cierta distancia.

𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇 𝐖𝐈𝐒𝐇 𝐩.𝐣𝐢𝐬𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora