5. MALAS DECISIONES.

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Abre los ojos lentamente, acostumbrandose a la luz que entra por el ventanal de la terraza, mira hacia arriba para encontrarse con el piloto.

–Seb...

Llama en un susurro.

–Seb, Sebie, ¡Sebastian!

–Ugh, ¿Qué? — cubre sus ojos con el antebrazo.

–Estas roncando.

–Mmmm,¿Te desperté?

–Si, tal vez.

–Lo siento, schön, dejame dormir otro rato. — dice adormilado — Te llevaré a desayunar en cuanto despierte.

–¿Me puedes seguir abrazando?

–No iba a dejar de hacerlo.

Se acurrucaron de nuevo en posición de cucharita, listos para otra sesión de dulces sueños.

Unas horas más tarde, mientras Emily descansaba en la tina, tomando un baño caliente para salir a desayunar, no podía dejar de pensar en la situación que había tomado lugar en sus sueños esa noche.

Al mismo tiempo que la sensación de un recuerdo sombrío se esparcía por su pecho, y pudo jurar que le dolió el alma.

–Linda. — entró al baño de un portaso — ¿Viste mis mocasines favoritos?

–Deben estar bajo el sofa.

–Cierto. — casi sale corriendo a buscar sus zapatos pero algo lo detuvo — Emi.

–¿Mm?

–¿Estás bien?

–Fuera de que aún no proceso la noticia de que vas a tener un hijo, estoy perfectamente. — respondió irritada.

–Oh...¿Es por...eso?

–¿Usarás la bermuda beige? — cambió de tema.

Sebastian suspiró rendido.

–Si, sé que te encanta.

–Sabes bien, cuando la usas te ves tan... adorable.

–Creí que dirías "sexi".

–¿Quieres que te diga que te ves sexi?

–Solo si de verdad crees que me veo sexi.

–Yo creo que ERES sexi. — le guiñó un ojo coqueta.

El piloto salió con una sonrisa tímida y un leve sonrojo en sus mejillas, era una imagen encantadora.

Claro que Sebastian Vettel era catalogado como un galán, coqueto y romántico empedernido, lo cual si, era verdad; lo que el público no sabía, es que le gusta más ser el victimario, nunca la víctima.

La castaña disfrutaba de coquetear con él en los momentos menos esperados, su reacción era todo un poema.

Salió de la bañera más relajada, se vistió con un conjunto a juego para combinar con su novio. Poco después mientras se maquillaba, notó a través del espejo al rubio mirándola como si fuera el campeonato mundial de Fórmula uno.

–¿Qué tienes?

–Nada,¿Porqué preguntas?

–Me miras raro.

–No te estoy mirando raro. — arqueó una ceja — ¿Ya no puedo mirar a mi bella mujer?

–No lo sé, pregúntale a Hanna.

–Agh, arruinas el momento.

Se quedaron en silencio un par de minutos antes de que el alemán volviera a hablar.

The Last Day || Sebastian Vettel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora