13. TODOS CAEN.

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Sebastian empacó sus cosas esperando que Emily apareciera en el hotel pidiéndole que no se fuera, que aceptaría darle otra oportunidad pero no sucedió.

Aún puede alcanzarte en el aeropuerto, Seb, cálmate. Pensó.

No quería lidiar con el estrés de no saber que pasaría en las próximas dos horas de espera, así que llamó a Kimi de camino al aeropuerto.

-El plan de Fabián no funcionó y por eso me estás llamando a mí.

-¿Qué tal, amigo?¿Cómo estás? Yo muy bien, gracias por preguntar. - respondió con sarcasmo - Pero tienes razón, no funcionó.

-Bwoah, te lo dije. - carcajeó al otro lado de la línea - ¿Y el mal humor se debe a...?

-Puse en marcha tu idea, le dije que la esperaría en el aeropuerto hasta las siete pero no se veía muy segura.

-Tranquilo, estoy seguro de que va a aparecer al menos para despedirte como se debe, o para gritarte a la cara que te detesta y que has sido lo peor que le ha pasado.

-¡Räikkönen!, no ayudas a mis nervios.

-Solo bromeo...o no. - soltó una risa - Pasará lo que tenga que pasar, pronto serán las seis en donde estás,¿Vas hacia el aeropuerto?

-Si...- pensó un segundo y chasqueo la lengua avergonzado - Lo siento, es tarde allá, ¿Te desperté?

-Rihana despertó por una pesadilla hace un rato y papá es quién se encarga del monstruo de la oscuridad, así que no.

-Hablando de niños, Matilda ha estado preguntando por Robin, ¿Podrías llevarlo a casa pronto para jugar?

-Seguro. Llámame cuando aterrices con tu chica.

-Ni siquiera creo que...- el finlandés colgó sin dejarlo terminar la oración.

Casi media hora después de llegar al aeropuerto, con sus papeles en orden y su equipaje en el avión, la ansiedad lo estaba carcomiendo mientras imaginaba decenas de escenarios en los que todo le salía mal.

Esperó hasta que faltaban solo quince minutos para las siete, solo entonces se dió por vencido.

-Señor Vettel, tenemos que abordar si quiere que lleguemos a Suiza antes del amanecer. - avisó el sobrecargo.

-De acuerdo, aborda a todo el personal y nos iremos a las siete en punto.

El chico asintió a su orden y se alejó, Sebastian sintió el enorme peso de la culpa y la decepción carr sobre sus hombros pensando que si hubiera hecho las cosas diferentes no estaría en esa situación.

Miró el cielo que empezaba a atardecer, suspiró y caminó hacía las escaleras del jet.

-Señor, me informan que una mujer pregunta por usted en la sala de espera.

Su corazón se aceleró.

-¿Qué mujer?

-Dame el nombre. - preguntó por su radio - Emily Powell.

-Ella viajará conmigo, traela con el mejor trato, es una invitada muy especial.

-Como diga.

Cuando el sobrecargo se alejó, el alemán dió un par de saltos de alegría, no podía creer que el plan de su amigo había funcionado.

-¿Estás teniendo algún tipo de ataque?

Volteó y miró a la mujer de su vida, Emily lo veía como si tuviera un bicho en la cabeza, vestía un pantalón deportivo y un cárdigan, cualquiera pensaría que esa combinación no tenía potencial pero junto a la banda elástica en su pelo la hacía lucir increíble.

The Last Day || Sebastian Vettel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora