–¡Buenas tardes!
Emily abrió los ojos con molestia mientras quitaba algunas lagañas y tallaba sus mejillas, se sentó en el colchón y estiró sus brazos.
–Hola. — murmuró aún con la voz somnolienta — ¿Qué pasa?
–Te preparé una ensalada de frutas extra dulce, un poco de yogurt y pancakes.
Sebastian dejó la bandeja en las piernas de la castaña, la miró bostezando y esbozando una sonrisa de oreja a oreja.
–Es adorable, gracias. ¿Qué haremos hoy?
–¿Qué quieres hacer?
–No lo sé, quiero saber de tu rutina pero también quiero turistear por ahí, conocer los lugares, hacer compras.
–Haremos todo eso pero hay que organizarnos bien.
–Sorprendeme entonces, a partir de este momento me convierto en la mujer más inservible de todo Suiza.
–¿Sabes qué? Se me ocurrió una gran idea.
–Te escucho.
–Termina de desayunar y arreglate, será especial.
–Seguro, tú también debes darte un baño, apestas a canela.
–Si, se me cayó toda cuando preparaba tu comida, ahora me arde la nariz.
El rubio puso cara inocente y frunció los labios hacía abajo formando un puchero, la chica sólo tomó su nariz entre sus dedos y sacudió su cara sin lastimarlo. Ambos rieron por la acción, sobre todo Emily, a quién Sebastian no podía dejar de mirar, tantos años de espera y al fin la tenía frente a él.
Compartieron la comida entre pláticas triviales sobre el trabajo de Seb, en sus palabras "Ser un piloto para Ferrari es una verdadera prueba de resistencia y lealtad, cualquier cobarde habría renunciado después de las pruebas pre-temporada".
También hablaron sobre el año sabático de Emi, que había tomado un descanso para planificar su boda y redecorar su casa, era una muy feliz mantenienda por el momento.
Muy emocionada llegó la hora de ducharse, se había decidido por un conjunto beige de un cárdigan con una falda larga y recta pero holgad al final, unos mocasines blancos y un abrigo corto color marrón. Se acomodó el cabello con ondas y finalizó con un maquillaje bastante discreto, dándole protagonismo a sus labios color carmín.
Se miró en el espejo un par de veces afinando los últimos detalles y se dirigió a la sala de estár en dónde el alemán se encontraba ya listo.
–Creí que no bajarás nunca.
–Una dama se toma su tiempo para ponerse bella.
–Mi lady, déjeme decirle que usted no necesita no un solo segundo para arreglarse, incluso con pijama eres la mujer más hermosa que hayan visto mis ojos.
La chica arqueó una ceja cuando el hombre hizo una reverencia frente a ella, y sólo hasta ese momento se dió el tiempo de mirarlo.
Vestía un pantalón formal gris azulado, una camisa de vestir blanca y un jersey del mismo tono de beige que su conjunto.
–¿Puedes pasarme mi bolsa?, está detrás de ti. — estiró su brazo hacia el mueble y recuperó su bolso blanco.
–Míranos, nos vemos como esas parejas de eventos exclusivos, cualquiera diría que somos el señor y la señora Vettel.
–Deja de payasear y vámonos.
Durante el trayecto al misterioso lugar al que la llevaría, escucharon música como en los viejos tiempos, Emily sintió que el rubio lo había hecho intencional cuando The Beatles comenzó a sonar.
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The Last Day || Sebastian Vettel
FanfictionFueron tantas las promesas que Sebastian le hizo a Emily, que en algún momento dejó de creerlas sin darse cuenta. Y cuando lo dejó ir, cayó en cuenta de que siempre fue y nunca llegaría a ser más que una aventura en la vida del piloto.