9. EMILY.

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UN AÑO DESPUÉS...

-Te encontré...de nuevo. - escuchó la voz de una chica detrás de ella.

-Fiorella, ma chérie, siéntate y toma algo conmigo.

-No, vámonos. - cruzó los brazos - Prometiste que no tomarías ni una gota más de alcohol.

-No creíste que hablara en serio ¿No?

-Solo paga tu cuenta y volvamos a casa, no me agrada este lugar.

-Le Méridien es de los mejores lugares en el principado... pero creo que tienes razón, una copa más y vomitaré. - soltó una risa.

Salieron del lugar en busca de un taxi para ir a su departamento, Emily apenas podía caminar o sostenerse de pie, reía como si el chiste más divertido le hubieran contado.

Una vez en casa, Fiorella le preparó un baño caliente y un café cargado antes de enviarla a la cama.

-Buenos días. - saludó tímidamente al despertar, no le pareció extraño que la chica estuviera sentada en el colchón mirándola - Antes de que digas algo, lo siento.

-Escucha Emi, sé lo mucho que te afecta la situación que me contaste y me compadezco de ti pero no puedes seguir así.

-¿Así cómo?

-Te emborrachas cada noche, te has perdido por días y me asusta. Soy una pasante en la empresa, no tu niñera.

Fiorella Grace apareció en la vida de la castaña pocas semanas después de su ruptura con cierto piloto, había llegado de Italia como pasante de periodismo y la habían dejado a su cargo; La invitó a vivir con ella sin cobrarle nada solo porque no quería sentirse más sola de lo que estaba.

Las cosas funcionaron los primeros meses hasta que en un arranque de locura, Emily renunció a su empleo y decidió que viviría de los ahorros que tenía, comenzó a beber sin control y solo empeoró cuando estaba por todos lados la noticia de que la hija de Sebastian había nacido y al poco tiempo Hanna quedó embarazada de nuevo.

-Perdona, no quería que pasaras un mal rato cuidando de mí. Gracias por lo de anoche.

-No hay problema pero en serio me estoy cansado de salir a buscarte en cada bar de Mónaco.

-No volverá a pasar, lo prometo.

-No hagas promesas que sabes que no cumplirás.

Se dieron miradas significativas.

-Soy un desastre.

-Pareces un muerto viviente, imagino cuanto debiste amar ta ese chico para que te afecte de esa manera.

-No tienes idea.

-¿Cuando vas a aceptar que necesitas ayuda profesional?

-No la necesito, estoy genial, solo es una etapa.

-Has dicho eso los últimos meses. - levantó los hombros sin darle mucha importancia al comentario y se arropó de nuevo - ¿Has pensado en qué harás cuando se te acaben los ahorros? Los bares que frecuentas no son nada baratos, sin hablar de la comida y el mantenimiento del edificio. El dinero que me envían mis padres no alcanza ni para la mitad de eso.

-Ya pensaré en algo.

Nunca se detuvo a imaginar que su dinero se acabaría, si era lógico, pero no para alguien que atravesaba una depresión severa y un terrible caso de alcoholismo.

Salió de la cama tan rápido como pudo y abrió su cajón de ropa interior, justo al fondo estaba el sobre con los ahorros que había juntado con Seb. Con algo de miedo alo abrió y se llevó una mano a los ojos.

The Last Day || Sebastian Vettel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora