3.- Cicatriz.

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Los siguientes días, todo parecía marchar en orden. Anne iba todos los días después del trabajo a visitar a Marcy, incluso se quedaba a dormir con ella y hacían pijamadas como en los viejos tiempos. Sasha, por su parte, procuraba no dejar sola a Marcy por muchas horas cuando tenía que salir. Y en caso de ser así, se comunicaba con ella por teléfono cada determinado tiempo.

Pese a las atenciones que le brindaban, algo sucedió aquella tarde cuando Sasha se disponía a preparar el almuerzo para ambas:

—¿Puedes creer que mi cómic fue nominado a unos premios? —Marcy anunció con emoción desde el asiento del comedor. Sus piernas se balanceaban ansiosas y la sonrisa en su rostro brillaba como mil soles; el que reconocieran su talento, era un gran logro para su carrera como artista.

—¡No puede ser! Eso es fabuloso, Marce, ¡felicidades! —Sasha expresó con alegría, sintiéndose orgullosa por el gran trabajo de su amiga.

—¡Sí! No creí que llegaría tan lejos a decir verdad.

—Hey, deberías tener más fe en ti misma. Yo no soy amante de los cómics y mírame, me tienes en suspenso con cada actualización. —rió. —Es más, pienso que deberías darme algunos spoilers del siguiente capítulo, soy tu mejor amiga después de todo.

—Nada de eso, Sash. —Marcy negó con la cabeza, cruzando los brazos. —Tendrás que esperar como todos los demás, es lo justo.

—¿Ni siquiera un pequeño adelanto?

—Ni siquiera un pequeño adelanto.

—Está bien, está bien, puedo decir que al menos lo intenté. —resopló y levantó las manos en señal de rendición, pero un mal movimiento provocó que empujara un recipiente con agua y se le vaciara encima, empapándose por completo. —¡Mierda! —gruñó.

—Yo lo limpio. —se ofreció rápido la otra muchacha, poniéndose de pie.

—No te preocupes, Mars, yo me encargo. —procedió a retirarse la camisa mojada, permaneciendo solo con un sujetador de encaje rosa, dejando al descubierto su blanca piel adornada con pequeñas pero sexis cicatrices. La sangre trepó a las mejillas de Wu.

«Oh, my fucking frog» pensó para sí misma, desviando la mirada muy nerviosa. Su temperatura corporal subió de sopetón, causando que empezara a transpirar.

—¿Podrías traerme una camisa de mi cajonera, por favor? —pidió sin prestar atención a las reacciones de su acompañante, puesto que se hallaba ocupada buscando algo para limpiar su desastre.

—¡Cla-claro, Sash! —se regañó internamente por tartamudear como una idiota. —¡Voy!

«¡Dios! ¡Dios! ¡Dios! ¡Dios!»

Salió huyendo hacia la habitación de Sasha. Al llegar, cerró la puerta detrás y se apoyó en ella, tomándose un minuto para respirar. Visualizó en su mente el cuerpo tonificado de la psicóloga; esos abdominales volverían loca a cualquiera, incluyéndola.

«Dios, Regina, controla esas malditas hormonas» se dio unas palmaditas en el rostro para espabilar y se encaminó a su misión. Revisó la cajonera, sacó la camisa que le habían pedido y se apresuró a entregarla.

—Aquí tienes... Sash... —sus ojos se posaron en automático en la espalda de la rubia, concretamente en la enorme cicatriz que tatuaba su piel. El pánico surgió como una sorpresiva avalancha, arrastrando la sangre hasta sus pies.

—Gracias, Marcy. —Sasha estiró el brazo para agarrar su ropa.

—Yo... ¡ya regreso! —Marcy le dio la espalda aprisa, ocultado su rostro que comenzaba a humedecerse. Por consiguiente, salió lo más rápido que pudo de ahí antes de ser descubierta.

𝗧𝗵𝗲 𝗚𝗵𝗼𝘀𝘁 𝗼𝗳 𝘁𝗵𝗲 𝗣𝗮𝘀𝘁 / 𝔸𝕞𝕡𝕙𝕚𝕓𝕚𝕒  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora