♡ : CAPÍTULO IV

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Habían pasado dos semanas desde que se acostó con Hyunjin. Dos semanas dónde había estado experimentando constantes vómitos y mareos al principio pensó que tal vez era algo que había comido, pero al no desaparecer llegó a la conclusión de que era algo más. Eso le atemorizaba porqué su vida cambiaría no se sentía listo para ser padre, porque aunque cuidara a sus hermanas, no tenía idea de cómo ser padre. Una de las cosas que más le daba miedo era el hecho de quedarse solo, de hacerse cargo él solo de su bebé. Y cómo las cosas cambiarían.

No le gustaba el hecho de tener que pasar por diferentes cambios de humor y los vómitos, tener tantos antojos y no tener a nadie quien los satisfaga.

Cuando su última clase terminó se escabullo entre los alumnos hasta llegar al baño de hombres y encerrarse en un cubículo. De su bolsillo izquierdo de su mochila sacó una prueba de embarazo. Sus manos tomaron con fuerza la prueba que pareciera que la podría romper, pero sus pequeñas manos estaban temblando.

Minutos después, con todas sus fuerzas miró la prueba que daba positivo. Pequeñas lágrimas rodaron por sus mejillas. Tiró la prueba y salió con los puños cerrados furioso. Todo era culpa de Hyunjin. Todo era su culpa. Caminó por los pasillos hasta encontrar al azabache. En ese instante no podía pensar con claridad lo que iba hacer en ese momento se dejó llevar por la furia que crecía dentro de su cuerpo.

El castaño fijó su mirada en el azabache, quien estaba apoyado en los casilleros, riendo juntó con Chan. Apretó los puños y fue directo hacia Hyunjin y sin importarle que pudiese salir golpeado por él, lo jaló del cabello hasta llevarlo en un pasillo desierto.

—¡Auch! Vuelve a jalar mi cabello y te rompo esa perfecta nariz—exclamó molesto el azabache, pero eso a Jeongin no le importó y lo empezó a golpear en el pecho con todas sus fuerzas.

—¡Te odio! Eres lo peor, imbécil—dijo golpeándolo. Hyunjin lo tomó fuerte de las muñecas y lo acorraló en la pared.

Decir que estaba enfadado era quedarse corto.

—¿Qué te pasa, mugroso?—preguntó haciendo más presión en las muñecas del castaño. Este hizo una mueca de dolor.

—¿Qué me pasa?—gritó molesto—. ¿¡Qué me pasa!? Tú me pasas. Estoy esperando un hijo tuyo Hyunjin, hijo de puta.

Hyunjin lo soltó al instante que esas palabras salieron de su boca y Jeongin cayó al suelo soltando un gemido de dolor.

—¡Todo esto es tu culpa!—Se cruzó de brazos cuando se levanto.

—¿Mi culpa? si más no recuerdo saltabas sobre mi polla todo necesitado—dijo con una sonrisa engreída—. Así que es culpa de los dos, además ¿cómo sé que es mío?.

Ahora sí cruzó la línea.

—Eres un idiota. Típico todos dicen eso—Apretó sus puños—, cuando quieren librarse de ese problema, le echan la culpa a la madre... En este caso padre.

—No es mi culpa que andes detrás de mi. —Alzó sus cejas él azabache.

—Es tuyo, porqué no he estado con nadie más desde que tuvimos sexo— replicó haciéndose un lado su flequillo.

Hyunjin le dio una sonrisa divertida.

—Así que te gusto. Apuesto que quieres repetirlo—afirmó

—Eso quisieras—dijo molesto—. Esto es algo serio ¿sabes? ¿No te puedes tomar algo en serio una vez en tu vida?

El azabache había pensado que era una broma de mal gusto, pero borró su sonrisa al notar lo rojo que estaban los ojos de Jeongin y en la manera en la que se veía indefenso.

—Jeongin—susurró sintiendo por un momento la necesidad de tomarlo en brazos.

—No se qué hacer, Hyunjin—dijo con la voz quebrada. No se dejaría llorar delante de Hyunjin. Jeongin siempre ha pensado que llorar delante de las personas lo hacía ver débil.

El azabache pasó sus manos por su rostro no sabiendo que hacer. Cuando Hyunjin iba a decir algo el timbre sonó.

—Creo que es mejor hablarlo después no?—comentó con una mueca. Esperó una respuesta de parte del castaño, pero parecía que Jeongin no estaba prestando atención. Así que lo tomó de su brazo y lo estrechó en sus brazos. El Castaño enterró su rostro en el cuello de Hyunjin empezando a llorar. Pasó su mano por el cabello de Jeongin.

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En las últimas horas Jeongin no se podía concentrar. Se sentía avergonzado por la manera de hacer las cosas sin plantearlo en su cabeza primero, había sido un impulsó. En parte era bueno porque de no haberlo hecho no habría podido decirle en otro momento a Hyunjin que estaba esperado un hijo suyo. Y se sentía mejor de haberle dicho. Descargarse llorando en realidad le aliviaba el alma, necesita sacarlo. Pensaba en la manera en como Hyunjin lo tomaba en sus brazos, las caricias en su cabello que le había dado él azabache, los susurros. Hyunjin se había portado lindo. El timbre lo sacó de sus pensamientos. Tomó su mochila y salió del salón encontrándose con Seungmin.

—Hey—saludó animado él rubio tomando las correas de su mochila.

—Seungmin—dijo sin ganas.

—¿Qué pasa? ¿te encuentras bien?— preguntó mirando a Jeongin.

—Estoy bien, solo quiero llegar a casa ha sido un día largo—mintió empezando a caminar rápido—. Hasta mañana.

No le gustaba guardar ningún secreto a Seungmin pero conociendo a su amigo haría una escena, le haría un montón de preguntas y capaz iría con Hyunjin le daría una patada en la entrepierna. De eso estaba seguro.

—Hyunjin, deja al niño—escuchó a sus espaldas. Volteó encontrándose a Hyunjin.

—Hola, ¿ya estas mejor?—preguntó Hyunjin con las manos en los bolsillos.

—Eh... sí—respondió Jeongin dándose la vuelta para volver a caminar. Hyunjin frunció el ceño por el acto y siguió a Jeongin.

—¿Qué fue eso? —dijo un poco enojado poniéndose enfrente del castaño.

—Una despedida, tengo que ir a casa puedes quitarte—soltó Jeongin. Él azabache ya se estaba molestando por la forma en que lo trata.

—Puedes dejar de ser un estúpido, estoy tratando de hablarte—exclamó molesto. A lo que Jeongin no le contestó y siguió caminando hasta perderse de su vista.

El azabache escuchó unas carcajadas, se volteó molesto mirando a Seungmin.

—Sí que la tienes difícil.

Una llegada inesperada ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora