Río de Janeiro (V)

811 70 18
                                    

Lauren Jauregui

¡Rio de Janeiro!

Mi querido y maravilloso Río de Janeiro, ¡Cómo te extrañé!

Aprendí a amar Río desde muy joven, recuerdo cuando visité por primera vez al Cristo Redentor, cuando tenía ocho años. Había tanta gente y el sol de diciembre caía sobre nuestras cabezas que apenas tuve tiempo de disfrutarlo. En ese momento sólo quería comer helado.

Mi padre es carioca, nació y creció en Méier. Michael Fernando Jauregui dos Santos, un hombre trabajador que, a mediados de los años 70, mientras viajaba a Salvador, conoció a Clara María de Jesús.

Fue amor a primera vista.

Ambos me contaban con gran entusiasmo cómo pasó todo, y me sorprende la facilidad con la que lograron superar las contradicciones entre las dos familias, abandonar todo lo que tenían y mudarse para empezar su vida desde cero en una sencilla casita en Jaçanã, donde vivían hermanos de mi padre, mi padre y algunos primos de mi madre.

Mis padres siempre me criaron con mucho amor en casa. Y dentro de este amor hubo respeto hasta los doce años. Realmente lo hubo. Hasta que mi padre, en uno de sus viajes, conoció a una hermosa mujer más joven en Mato Grosso.

Una vez más, fue amor a primera vista.

Y por eso hoy ya no creo en este tipo de amor.

Rápidamente se separó de mi madre después de que ella descubrió la traición, donde se mudó a Mato Grosso para vivir con Vanessa, su amante y, ahora, actual esposa.

Nos dejó a mi madre y a mí en Jaçanã con la casa, y cada mes me pagaba una generosa pensión que me permitía terminar la escuela secundaria sin necesariamente tener que trabajar. Pero trabajé. Trabajé desde pequeña porque quería, vendiendo las tortas y dulces que hacía mi mamá en el colegio.

Años antes de jubilarse y nacer yo, Clara tuvo su propio pequeño negocio durante unos meses y obtuvo muchas ganancias con él, pero debido a la inflación y la confiscación de sus ahorros durante la Era Collor, terminó quebrando y nunca trató de iniciar un negocio nuevamente. Las pocas veces que me hizo un dulce, lo tomé, le di las gracias y corrí a venderlo a la escuela, llevándome todo el dinero.

—Río es fascinante, ¿No cree señora Jauregui? —Camila me preguntó por qué estábamos en su balcón, solas, tomando vino.

Rio me recuerda a mi padre. Me recuerda todos los buenos momentos que pasamos cuando era pequeña y que nunca volvieron después de que él se fue a Mato Grosso y formó una nueva familia con Vanessa.

—Lo es. —Le di una verdadera sonrisa, sobre todo porque estábamos admirando la luna después del lindo baño que tomamos juntas, lleno de intimidad.

Rio me recuerda a Jonas, mi ex novio. Es de Copacabana, ama el "futvolêi" y muchas veces se ha pasado a este deporte sólo para jugar con sus amigos. Incluso me cambió el día de San Valentín. Al final, rompimos debido a nuestras diferencias de planes.

Jonás no quería tener hijos.

—¿En que estás pensando?

Dejó su vaso a un lado sobre la mesa, metiendo uno de mis mechones marrones detrás de su oreja.

Me cautivó muchísimo la forma en que la tiburona me miraba, llena de ternura y atención. Muchas veces solía respirar profundamente, negando mi cabeza. Lo hizo de una manera que parecía segura de sus intenciones. Actuó como si no hubiera un contrato que ella misma estipuló para limitarnos. Así que fui cuidadosa en todo momento. No quería correr el riesgo de perder mis "martes" con ella justo en el momento en que nuestra relación se volvía cada vez más intensa, deliciosa y no sólo sexo casual.

Shark Tank (Camren) - TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora