Solo compañeros sexuales ¿Aceptas?....
Fue la propuesta que el austriaco le dijo a la soldado novata T/N, con la condición de NO involucrar sentimientos, pero por supuesto ser compañeros sexuales no es suficiente, T/N quiere ser más que eso, desafo...
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Vaya, realmente no lo sabías, no te culpo, ciertamente él es una persona bastante reservada —pausó un momento Gaz, inclinándose ligeramente hacia atrás en su asiento—Además, no entiendo por qué aún no se ha mudado de habitación, como sabes, los rangos más altos pueden tener ciertos privilegios buena comida y hasta una habitación propia.
—Bueno, eso es ciertamente porque König me adora, ¿por qué más sería? —bromeó el coreano.
—Sigue soñando, eso jamás pasará, Horangi.
Una voz grave, que no era de ninguno de los soldados en la mesa, interrumpió. Todos observaron a T/N o, mejor dicho, a la persona que estaba tras ella. Instintivamente, ella volteó hacia atrás. Estaba sentada, y al girar la cabeza tuvo que alzarla más de la cuenta para encontrarse con el imponente soldado.
Los ojos de ambos se cruzaron, como siempre, la mirada intensa de König se clavó en ella por unos instantes, esa mirada que hacía que cualquiera se sintiera intimidado. Para T/N, el contacto visual se sintió eterno, él parecía no ceder ni un milímetro.
De pronto, con voz grave y seria, finalmente habló.
—Soldado T/N, necesito que me acompañes. Es algo importante.
—Claro, ¿Ahora mismo?
—Sí, ahora, sígueme —ordenó, dándose la vuelta sin esperar respuesta.
T/N se despidió de los soldados y se dirigió atras de König.
—¿Qué crees que König le haga hacer? —preguntó Soap, llevándose una papa frita a la boca.
Mientras tanto, Horangi solo se limitó a sonreír un poco, como si ya supiera algo que los demás no.
T/N siguió a König siempre por detrás, sin tener idea de qué era lo que él quería, tampoco se atrevía a preguntarle, pues su sola presencia era intimidante. De pronto, él se detuvo en seco, haciendo que ella chocara abruptamente contra su espalda.
—L-Lo siento, coronel.
—Así que ya te dijeron que soy coronel, eh—dijo König con cierto desdén, como si le molestara que hubieran revelado su rango—. Como sea, no importa, ahora entra.
T/N se paró frente a la puerta de la habitación que König le indicó. Estaba nerviosa, sin saber qué habría detrás o qué pretendía hacer él, tomó aire, abrió la puerta... y suspiró aliviada, era una sala de entrenamiento de armas.
—Te preguntarás por qué te traje aquí. Quisiera ver tus habilidades con el armamento para evaluar qué tan buena eres —explicó König con tono neutral—. Así que empezarás desarmando, armando y disparando las armas que te daré.
König le entregó una pistola pequeña, y T/N comenzó a desarmarla y volverla a armar con destreza. Luego se colocó los audífonos protectores y disparó a las dianas, acertando cuatro de cinco tiros. König continuó dándole distintas armas, y ella repitió el proceso con cada una.