Solo compañeros sexuales ¿Aceptas?....
Fue la propuesta que el austriaco le dijo a la soldado novata T/N, con la condición de NO involucrar sentimientos, pero por supuesto ser compañeros sexuales no es suficiente, T/N quiere ser más que eso, desafo...
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El suave y constante ¡Tic tac! Del reloj resonaba en la habitación, T/N abrió los ojos. 3:30 a. m. Exactamente la hora que había planeado, se incorporó con cuidado, tratando de no hacer ruido Siempre había preferido entrenar cuando el gimnasio estaba vacío, sin las miradas curiosas de los demás soldados.
Se dio una ducha rápida para despejarse y, una vez lista, se dirigió al gimnasio del cuartel. Como esperaba, el lugar estaba en penumbra, con solo unas pocas luces encendidas, no le dio importancia, se sentía cómoda en la tranquilidad de la madrugada.
Trotó unos minutos para calentar, concentrada en sus movimientos. Hoy sería un día muy importante para ella, asignarían a los novatos a sus equipos, y ella tenía que demostrar sus habilidades.
Fue entonces cuando sintió algo.
Una presencia.
Instintivamente, giró la cabeza y lo vio.
König estaba allí, inmerso en su propio entrenamiento. Parecía ajeno a todo, enfocado únicamente en su rutina, hacía abdominales con una disciplina implacable, su respiración ligeramente agitada con cada repetición, su cuerpo era impresionante músculos grandes y bien trabajados, abdominales marcados con precisión, pectorales definidos… La imagen perfecta de un soldado.
T/N se sorprendió a sí misma mirándolo durante más tiempo del que debería. Sacudió la cabeza con un leve rubor en las mejillas, obligándose a enfocarse en lo suyo, además, no quería repetir el mismo error de ayer.
—¿Entrenas con la capucha puesta? Vaya, eso es nuevo para mí —pensó, divertida.
Sin intención de interrumpirlo, siguió con lo suyo.
Una vez finalizado su calentamiento, se dirigió a los muñecos de balance para practicar combate cuerpo a cuerpo. Adoptó la postura de guardia y lanzó su primer golpe, sus movimientos eran rápidos, pero no del todo fluidos. Pequeños errores en su ejecución hacían que se sintieran torpes.
Entonces, la voz profunda de König rompió el silencio.
—Lo estás haciendo mal.
T/N se sobresaltó y giró sobre sus talones. Allí estaba él, de brazos cruzados, observándola con esos ojos azules intensos que parecían atravesarla.
—H-hola, König… Lo siento, me sorprendiste un poco —dijo con la respiración agitada.
König solo la observó.
—Tienes que corregir tu postura, o en un enfrentamiento real estarás en problemas —dijo con seriedad, con su mirada fija en ella.