El resonar inconfundible de golpes bloqueados llenaba la mañana, creando un escenario de duelo en el que alumno y maestro se desafiaban. El ardiente calor obligaba a los escasos espectadores a buscar refugio en un pequeño rincón fresco de la habitación.
Sus manos envueltas en intensas llamas, con tonalidades de rojo más vibrante y brillante, el joven Kamado se esforzaba bajo la tutela de su maestro para perfeccionar su dominio de la respiración solar. Sin embargo, se veía envuelto rápidamente en la exigente energía y sinergia que esa técnica demandaba.
Un impacto seco lo dejó tendido en el suelo.
- Tu fuego supera el mío y aún así te ves superado por él. - observó su maestro mientras el alumno recuperaba el aliento, sentándose. - Aún no te has acostumbrado a su uso. No es sorprendente; hace apenas dos meses descubriste este poder en tu familia. Aun así, demostraste un excelente manejo durante tu combate. Me tienes sorprendido. Si continúas mejorando tan rápido, en poco tiempo lo dominarás.
El maestro, tan activo como las llamas que dominaba, compartió sus impresiones mientras Kanao, preocupada, corría con una botella de agua para el pelirrojo. Él le agradeció con una sonrisa radiante antes de beber y recuperar el aliento para ponerse de pie.
- Por esa razón, te lo ruego. Hazme tu discípulo y enséñame todo lo que sabes para dominar este fuego que me ha sido heredado. - solicitó el joven con determinación y respeto.
El joven maestro respondió con una gran carcajada y un impulso lleno de energía. - De acuerdo, joven Kamado, a partir de hoy eres discípulo del Pilar de las Llamas, Kyuojuro Rengoku.
- Muchísimas gracias, maestro. - expresó el joven con una reverencia respetuosa. Una sonrisa compartida entre maestro y discípulo marcaba el comienzo de un entrenamiento tan intenso como el propio fuego.
- ¿Y tú, Kanao? ¿También quieres ser mi estudiante? - preguntó con serenidad el maestro a la joven muchacha.
Ella, un tanto nerviosa, respondió. - En realidad, agradezco mucho la oferta, pero ya le había prometido a mi hermana Shinobu que aprendería todo lo que ella sabe. Por lo que sé, mi hermana es una mujer de gran respeto.
- Entiendo. - asintió el maestro con una sonrisa. - Tu hermana es muy respetada entre nosotros, los Pilares. Incluso su novio, Tomioka, le tiene miedo.
Con esas palabras, el maestro procedió a retirarse, dejando a la joven algo inquieta. Sabía de antemano las capacidades de su hermana, pero nunca se imaginó que uno de los cultivadores más fuertes dijera esas palabras sobre ella. De cierto modo, se sentía orgullosa.
- Increíble, no sabía que la señorita Shinobu era tan respetada. - el pelirrojo expresó su sorpresa con alegría. - Debes sentirte orgullosa de tu hermana mayor.
- Tú también eres un excelente hermano mayor. - respondió sin dudarlo.
- ¿Eso crees? A veces me pregunto si mis hermanos estarán orgullosos de mí. - una mirada melancólica se apoderó del rostro del alegre muchacho. - Desde que nuestro padre murió, me he esforzado tanto en hacer la vida de mi madre y mis hermanos lo más tranquila posible. Creo que los sobreportejo demasiado.
- Yo creo que haces un excelente trabajo. - la joven tomó una de las manos del joven, acariciando su dorso con dulzura mientras con una mirada nerviosa decía. - No sé cómo te sientes con respecto a lo que me dices. Yo soy la hermana menor, así que no sé si mis palabras sean las adecuadas, pero siento que tú eres un excelente hermano mayor. Tus hermanos y hermanas deben sentirse orgullosos de tener a alguien tan fuerte y amable a su lado.
Sin apartar el tacto de la muchacha, ambos se levantaron.
- ¿Te gustaría dar un pequeño paseo?
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Cambios
FanfictionEn la ciudad capital de Japón, Tokio, se vive la buena vida de cualquier persona común, una ciudad como todas las demás, en la que ciertos asesinatos han sido cometidos.