-Oh, baby...- Cantaba el rubio que estaba frente a ti, viendo como pintabas sus labios con bálsamo de cereza, sentada arriba de él concentrada en él y la canción.
-Oh, man... You're make me crazy... Amo esa canción, quiero que para nuestra boda esté para bailar el vals.- Dijiste sonriendo mientras tapabas el labial.
-Como tu digas, linda. Será la boda de tus sueños, y bailábamos abrazados esa canción.- Respondió mientras te daba un sutil beso en tu mejilla, cual correspondiste gustosa.
Aquella escena romántica se repetía en tu escena, mientras el te miraba detalladamente, con esos ojos azules que te admiraban con detenimiento, igual que una pintura de Vincent Van Gogh, así es como el te veía... Tan hermosa como los cuadrosde los museos de arte.
En algún momento de tu vida fuiste así de feliz con el hombre de tus sueños, ¿Pero qué pasó? ¿Dónde estaba él? Cuando les presentaste a tus padres a tu inolvidable primer amor, estos rechazaron toda idea de que lo volvieras a ver, diciendo que su clase social no se a semeja por nada a la suya... Por lo que a los pocos días tuviste que a rastras mudarte de país y perder todo contacto con aquel chico. Jamás olvidarías la promesa que gritó a los cuatro vientos mientras te partir con dolor.
"... Te prometo que llegaré a ser lo que tus padres quieren, solo para poder volver a estar contigo y no soltarte de mi lado nunca más. Por favor no me olvides y espérame, Linda..."
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Despertaste algo adolorida y con cierto malestar en la zona de tu abdomen, con cuidado y cierta fuerza de voluntad, saliste de la cama de mal humor, habías encontrado la pose perfecta para dormir y, ahora debías levantarte para ir al baño. Te sentaste en el inodoro que la vista mirando por sobre los hombros, mientras orinabas y sacabas el papel higiénico para limpiarte notaste una pequeña y sutil mancha roja sobre tu braga.
Suspiraste sintiendo un escalofrío recorrer tu cuerpo, recordando el negativo de la prueba de embarazo. No querías pensar más en eso, aquel momento no habías podido evitar romper en llanto y cierto sentimiento depresivo de no haberlo logrado pero, ¿Qué esperabas? Con una sola vez no haría falta, ¿Cómo la hacían las jóvenes? Emborrachandoce y desperdiciando su vida, cuando podían tenerlo todo preferían sufrir y encajar, por eso mismo casi no tenías amigos, puesto que pensaban que eras una aguafiestas, pero eso no te impidió ser feliz en su momento.
Aun que deseabas haber podido haber quedado embarazada con la mala suerte que ellas sufrían por no cuidarse, y habías vuelto a pensar en ello, así que trataste de pensar en otras cosas, como en la revista con la temporada de verano que pronto iban a lanzar, junto a una nueva marca de ropa veraniega, donde desfilabas en la portada usando un hermoso bikini acostada en la arena con el falso sol que resplandecía en tu rostro iluminando cada facción.
Te diste una ducha de agua caliente y después de haberte aseado, fuiste a la habitación nuevamente para ver que las sabanas estuvieran limpias, pero no lo estaban, era diminuta la mancha pero al ser blanca la tela, era aún visible.
Así que pensaste un poco en cómo limpiarla, y lo antes posible de que Leon, despertara.
Tomaste la botella de desmaquillante que tenias en el tocador junto mucho maquillaje desordenado. Recordaste que esas botellas con el líquido que limpiadas diariamente tu rostro era perfecto para quitar manchas, más una toallita desmaquillante. Volviste hasta donde la mancha y mojaste la zona con tan solo unas gotas, puesto que no querías dejar toda la cama mojada, y empezaste a pasar la toallita húmeda por sobre la mancha, viendo como a los segundos se desvanecía hasta que dejó de ser visible.
Dejaste que el aire mañanero circulará por la habitación abriendo la ventana y amarrando las cortinas, dejando que también entrará el sol amaneciendo, cual pegaba directo en la cara de tu marido.
Leon, quien no entendía por qué el golpe de sol, se dio la vuelta de mal humor dejando salir un gruñido, apretando la almohada contra su cara.
No podías evitar reír para tus adentros como este sufría porque había amanecido y era otro nuevo día donde debía irse a trabajar y sufrir en lo que hacía, aun que sinceramente no sabias bien que hacia para que este llegara tan adolorido y demacrado.
Pensabas que si lo ibas a logar, en especial porque habías tenido cambios repentinos, como los cambios de humor y las nauseas, pero en realidad no eran suficientes y todo ese presentimiento se llamaba ansiedad, te habías creido la idea de tener un bebé en camino, pero fue tan apurada tu idea que tu cuerpo y mente empezaron a hacerte una jugada sucia, dándote síntomas que corroboraron tu idea, solo que tu idea era la equivocada, lo que tenias era solamente ansiedad y fue tu madre quien te dio otro de esos golpes de realidad.
Tu horario había cambiado, y como la fecha de lanzamiento sobre la revista se había adelantado, eran más horas de trabajo donde todos en la empresa corrían de un lado a otro asustados de entregar la nueva edición tarde.
Te subiste al asiento del copiloto con una tostada en la boca y un zumo de naranja en mano, mientras que Leon arrancaba el auto lo más pronto posible ya que el también iba tarde a trabajar. Ambos con el pelo mojado y con ciertos nervios y con un aire incómodo.
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-Ten lindo día...- Murmuró Leon al ver que saliste rápidamente del auto sin despedirte, de verdad se esforzaba por mejorar la relación pero después de que supiste que no estabas embarazada habías estado un tanto grosera y alejada de su vida.
Un mal sentimiento en el pecho se le formó al ver como saludaban a tus compañeras y compañeros de trabajo con gran sonrisa y gustosa de verlos, ¿Por qué con el no?
Antes de encender nuevamente el auto, sacó su billetera del bolsillo y sacó de ella una foto un tanto desgastada pero era visible la imagen.
-Estoy aquí, contigo, volví por ti ¿Por qué no te das cuenta?-
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|| Ultraviolence T.1 ▪︎ Leon S. Kennedy x Lectora || By: isstkiu .°•★!
FanfictionLeon, es obligado por su madre, buscar una futura esposa que siga con el linaje Kennedy, y como este aún era dependiente de ella, la ya mencionada, pública una noticia sobre buscarle prometida a su hijo. Ahí entrabas tú, jurando que jamás te venderí...