Colocaste una silla en frente de la ventana de tu habitación, te sentaste con el vaso de jugo en el piso y mirabas como la tormenta se aproximaba, ahora no había nadie quien te cuidara y consolaba para pasar la noche, simplemente sola, de nuevo.
Ni un mensaje, llamada, nota, simplemente nada, solo se fue sin ninguna explicación, sin un objetivo que compartir. Este matrimonio, era un completo desastre, y por ahí habías escuchado que, alrededor de lo que vive, bajo el techo donde uno se mantiene, refleja su estado mental.
Un hogar solitario que permanecía por las noches acompañado, que usualmente ya no era usado ni nucho menos amado, un lugar empolvado y sucio en el que ya no tenías tiempo para cuidar, y de tal descuido te reflejabas a ti misma en el, con las grietas en la pared al igual que en tu corazón. Por las amueblada que esté, se seguía sintiendo igual de vacía que sin ellos.
Lo que antes te animaba y te mantenia ocupada ahora te aburría, nada era lo mismo, incluso extrañabas estar peleada con Leon, de alguna manera estabas contenta manteniendo un precioso hogar, con un lindo jardín y una buena comida.
Habías exprimido la última gota de llanto, simplemente te sentías vacía, ni llorar podías, de verdad lo necesitabas pero no lo lograbas y se volvía algo frustrante no poder llorar cuando más lo necesitaba tu cuerpo, desahogarse y poder aliviar el dolor, lo habías perdido todo y aun así te esforzabas por que las cosas funcionaran y los demás no salieran lastimados. Pero, ¿Y tú?
Tal vez fue un gran error haber firmado el contrato, te habías vendido en cuerpo y alma a alguien a quien ya no recordabas ni mucho menos reconocías, el te recordaba perfectamente pero para ti era un desconocido y todavía no notabas que el había vuelto como lo había prometido, solo que no volvió como tu esperabas, mucho menos creíste que demoraría tanto.
No, el no había vuelto, el Leon que alguna vez conociste y te enamoró, no. Ese Leon aún te estaba buscando y tu lo seguías esperando. ¿Pero por qué tu no podías buscarlo? Eras demasiado débil, nada de lo que hacías tenía el más mínimo sentido.
Todo el rato caías débil y bulnerable, ya no te podías levantar sola, volviste a recurrir a la ayuda de los demás y eso realmente te molestaba, porque querías ser fuerte y poder salir adelante sin ayuda ni depender de nadie.
Aquel sitio que llamabas hogar, era un lugar al cual no pertenecías. Tal vez y todo sería mejor si acababas con todo esto, no tenías dinero suficiente para pagar la inmensa deuda pero si al menos un pequeño monto para comenzar, podrías vender algo de tu ropa de esas marcas lujosas y originales que regalaba la compañía, vender joyas y volviendo a hacer trabajos de medio tiempo, donar sangre, donar tu cabello, daban bastante dinero por ello, tal vez y después de unos tres meses podrías ya llevar más de la mitad de la deuda pagada.
-No. Debo pensar primero en el bebé.- Dijiste poniéndote de pie. -Eres inteligente, ___. No caerás bajo nuevamente. Si voy a hacer un cambio, lo haré bien. Debo aprovechar mis situación. Solo es un heredero y luego podría... hacer mi vida.- Suspiraste comenzando a caminar fuera de ru habitación y bajando las escaleras.
Entraste a la cocina y tomaste el diario que en la mañana habían ido a dejar. Búscate un lapicero y te sentaste en la mesa del comedor, comenzando a buscar trabajos de medio tiempo y algunas casas en el campo que estuvieran en venta a buen precio.
Estuviste durante una hora haciendo una lista de trabajos cortos y sencillos que no peligrarian en tu salud y en el bebé, pero sin encontrar exactamente la casa de campo que esperabas. Así que tomaste tu teléfono y durante otro rato más hiciste una ardua búsqueda para una futura mudanza.
Dejaste de lado un rato la búsqueda y te fuiste a hacer un café. Subiste a la habitación nuevamente y comenzaste a ordenar el lugar, tu ropa, tus cosas, zapatos, joyas y entre otras cosas.
Tenías toda la noche libre, toda la noche para ti sola, así que la ibas a disfrutar como nunca antes, porque esa noche ya no ibas a ser la misma.
Limpiaste de pies a cabeza tu dulce hogar, colocaste algo de leña en la chimenea y le prendiste fuego, fuiste a buscar entre tus cosas un libro que tenías guardado y jamás leíste por el poco tiempo que tenías para ti misma.
Ahora el debía esperar y tu buscar el camino para llegar a el, estabas cansada de esperar algo de los demás, así que ahora eras tu quien haría el cambio, no los demás, no el, no su familia ni la tuya, debías sentar cabeza, más aún esperando un bebé.
Te recostaste en el sillón comenzando a leer tranquilamente pensando a la vez en tu reforma.
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-Por un momento pensé que no vendrías.- Dijo Ada divertida al ver a Leon.
-¿Qué buscas?- Fue directo Leon.
-Ya veo... Entonces si vamos a hacer esto, te diré lo que busco. Es a ti.- Respondió caminando hasta el.
-No lo entiendo.- Contestó dudoso de las intenciones de Ada.
-Tu jamás entiendes nada, eres demasiado incrédulo. Es obvio, vine a por ti.- Suspiró. -¿O debo ser más directa?-
-Te di una oportunidad y la botaste con mucha facilidad. Y te lo agradezco, de no ser por eso jamás hubiera podido ser realmente feliz.- Aquello ofendió a Ada. -No vengas a arruinar lo que me costó reconstruir.-
-¿Qué te costó reconstruir? Por favor, no me hagas reír en este momento tan serio. Ambos sabemos que esa pobre chica no sabe hacer nada por su cuenta. Es tan frágil como el cristal. No entiendo por qué decidiste casarte con ella, cuando podías esperar...- Comenzó a acercarse más a Leon.
-Te esperé y jamás llegaste, y fue cuando me di cuenta que había alguien más que me esperaba. Será un cristal, pero para ser más específicos es un hermoso diamante al cual voy a cuidar con mi vida.- Fulminó con la mirada la mujer. Leon se apartó de ella dándole la espalda. -Olvídalo y no intentes nada, lo que alguna vez intentamos ser se acabó hace mucho, búscate una vida, Ada.- Terminó por decir para luego salir de aquel callejón.
Ada se quedó con las palabras en la boca y se quedó en la oscuridad, lugar donde pertenecía, en las sombras.
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Leon, entró a la casa sintiendo el calor recorrer todo su cuerpo. La luz de la chimenea era lo único que alumbraba el pasillo, algo del comedor y el salón. Caminó hasta el lugar donde te encontrabas. Dormida con el libro sobre tu pecho.
Éste suspiró al verte en ese estado, se sintió culpable por dejarte sola, pero después de todo había que cerrar ciclos para que no interfirieran en el futuro.
Te tomó como un liviano costal de papas, abrazando tu parte trasera para que no te vayas a caer de sus brazos, mientras que con el otro brazo tomó el libro que antes te encontrabas leyendo, y comenzó a subir las escaleras.
Dejó el libro en la mesa de noche y te acostó en la cama, se cambió de ropa y pronto se acotó a tu lado, acurrucandote nuevamente en él sin soltarte en ni un momento.
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Spoiler, todo empeora. 🤭🪦
Les gustaría que reescriba la historia?
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|| Ultraviolence T.1 ▪︎ Leon S. Kennedy x Lectora || By: isstkiu .°•★!
FanficLeon, es obligado por su madre, buscar una futura esposa que siga con el linaje Kennedy, y como este aún era dependiente de ella, la ya mencionada, pública una noticia sobre buscarle prometida a su hijo. Ahí entrabas tú, jurando que jamás te venderí...