Parte sin título 11

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Sesshoumaru volaba por el cielo con Kagome en brazos, pensando en la acción que había llevado momentos antes, como si su cuerpo no hubiera escuchado los dictados de la mente, pero él se sentía también llevado a esa belleza en sus brazos que no le importó. Como si de un seño se tratase, bajó a tierra firme, ya ha muchos kilómetros de los otros.

Dejó a Kagome al suelo, y contempló su belleza, una belleza que no poseía ninguna yokay, como si de una diosa se tratase. Mirando hace bellaza recordó, un tiempo en que su madre le cantaba una canción. Se decía que dicha canción, era una leyenda, de dos enamorados que no pudieron estar juntos.

Recuerdo

Sesshoumaru, de nomás de 20 años, con aspecto de seis, contemplaba a su madre, tejiendo y cantando. La canción que cantaba su madre era verdaderamente triste, pensaba el yokay.

Hace tiempo existió
Una historia de amor.
Pero no podía ser
Ya que el deber
Lo impidió.

Des del primer verso, des de que era pequeño, Sesshoumaru le fascinaba esa historia. El ingenuamente pensaba, que el amor lo podía todo pero la canción, pensaba el niño, que decía todo lo contrario.

Él y ella juntos
Querían estar
Pero un hombre
Lo impidió

la segunda estrofa era la que el niño odiaba, ya que nadie puede separar a dos personas que se aman. Pero que equivocado estaba, años después su padre los abandonó.

Ese fue el fin
De su amor
Pero volveran
Ya que ellos
Juntos deben estar

Pero la tercera, le daba fe en un amor, que pronto se destruío por culpa de una humana.

Fin de los recuerdos

Sesshoumaru dejó de pensar en aquél tiempo feliz, y en esa engañosa canción, el amor no era duradero, ni un sentimiento estable, solo te llevaba problemas, y de muy gordos. Por eso, se dijo el yokay, que esa belleza que yacía inconsciente en el suelo, tenía que desaparecer de su vida, pero él no la podía matar, ya que su corazón se lo impedía.

Quien lo diría, el yokay que todo el mundo le decía que no tenía corazón si lo tenía, que ironías nos trae la vida.

Estaba tan concentrado en sus propios pensamientos que no se dio cuenta que Kagome había despertado. Ella los estaba contemplando fijamente, pero un pensamiento le cruzó por la cabeza y dirigió su vista a la luna.

Kagome: sesshoumaru...- no dijo nada hasta que vio que el yokay, que también se había puesto a contemplar la luna, se puso atento a sus palabras- te han contado nunca la leyenda de los enamorados de la luna.

Sesshoumaru- lo único que he oído son canciones- dijo el yokay sin mirarla.

Kagome: Yo llevo años escuchándola, y en mi época pensaba que como podía vivir esta historia, ya que había pasado mucho tiempo. – Izo una pausa muy larga, como queriendo abrir su corazón a alguien, pero temiendo a ser otra vez dañada, por fin decidió proseguir- pero por fin lo entiendo, mi padre era de esa época, igual que mi madre, por eso esa historia aún esta presente en mi familia- kagome rió- y porque mi abuelo sabe tantas leyendas.

Sesshoumaru- Nos e porque me cuentas eso- dijo fríamente.

Kagome- Necesito ser escuchada- izo una pausa, pensando si decir o no las siguientes palabras- y no sé porque pero sé que tu sabes escuchar.

Él se quedó en silencio, y ella no continuo hablando, la luna estaba llena, iluminaba ha estos dos seres, que quien los viera pensaría que eran amantes. El río reflejado por la luna, aún daba más aire de romanticismo en la escena. Él derecho contemplando la luna, y ella sentada, y apoyada en un árbol, también mirándola, sus rostros serenos, y con una leve sonrisa en cada uno. Hasta que kagome rompió la armonía y hablo.

Kagome: Se dice que había una diosa muy bella, llamada....

Sesshoumaru: no es...- estaba extrañado, iba a continuar la frase pero kagome lo cortó.

Kagome: si, yo me sorprendí mucho, pero eso debe ser un error. ¿sabes la historia de los griegos?.

Sesshoumaru ladeo levemente la cabeza, negando la pregunta de su compañera. Ella buscaba las palabras por explicarle todo, des de un principio para si poder contar su final.

Kagome: Los griegos era los grandes historiadores, pero para serlo tenían que viajar. Entraron en esta tierra, y copiaron todo lo que encontraron.
Todas las leyendas, manuscritos, todo lo que te puedas imaginar, y lo llevaron a su tierra. Cambiaron de nombre todas las cosas, y lo aplicaron a su cultura. Una de las cosas que cambiaron fueron los nombres de los dioses. Zeus, el más poderosos de todos era aquí..., Reisan, dios del sol era allí era Apolo, Yue, diosa de la luna, era allí serenity, ... hija de Apolo y serenity allí era Serena. Y el último nombre, ... era alli Endimión.

Sesshoumaru: como la sabes tu eso. Y porque estan los nombres que nos dijo ese ser alli?- Estaba desconcertado, furioso, por no poder descubrir el enigma, pero sobretodo sorprendido de lo sabia e inteligente que era kagome.

Kagome se levanto y lo miró, sonrió y pensó que la sola pregunta que dijo Sesshoumaru, le costaría horas explicárselo, así se giró adentrándose en el bosque, pero antes de poder hacer otro paso mas, noto como Sesshoumaru la agarraba y tiraba de ella, quedado a pocos centímetros de su boca.

Como si de un sueño se tratase, los dos iban a cercando lentamente sus bocas, hasta que al final los labios se rozaron, y como si sus bocas, estuvieran poseídas, habían en busca de más. Aquél acto llevo a su cuerpo a querer más pero al final, cuando dos seres anteponen la lógica al sentimiento esa pasión la reprimen y eso es lo que paso. Kagome se apartó de Sesshoumaru y se fue corriendo, sin destino a donde, con la mente aún con aquél yokay de formidable cuerpo. Y él se quedo allí plantado, con la luna iluminándole la espalda y el viento acariciando sus cabellos.

El pasado que esconde kagomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora