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Epígolo.

La perla concilio su deseo y se reencarnaron, en diferente época pero en el mismo lugar, al norte. Kagome Higurashi reencarnó como Kagome Kendo, 520 años después, críada en un templo budista a la parte este de la ciudad, Sesshoumaru lord de las tierras del oeste reencarnó como Sesshoumaru Mikage, hijo de el gran Inutaisho un prestigioso empresario, él reencarnó 518 años después de su muerte.
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Una niña de siete sentada en las escaleras de un templo, platicaba amenamente con su mejor amigo Sesshoumaru y como le gustaba pensar a ella futuro marido. La charla era insustancial pero entonces la niña saco el tema de la leyenda de la familia que horas antes le habían contado.

Sabes sesshoumaru- el de pocas palabras como un gran corrazón, solo alzó una ceja para que continuara, pero eso si con una sonrisa tranquila en la cara- hoy me han contado la leyenda de la familia, bueno mas bien el secreto que guarda la familia- Kagome empezó a contar la leyenda sabiendo que sesshoumaru la escuchaba- dicen que hace mucho tiempo existía una sacerdotisa que era a la vez exterminadora de demonios, ella vivía en una aldea y era perseguida por todos los demonios de ese lugar. Un día la sacerdotisa conoció un demonió que no era bueno, pero tampoco malo. El demonio estaba muy mal herido cuando la sacerdotisa, cuyo nombre era Midoriko, lo salvó y le limpio y curo las heridad día a día hasta que se curo, en ese corto espacio de tiempo la sacerdotisa conoció al demonio como si de un amigo de toda la vida se tratase, y al final se enamoró, pero el demonio un día ya no estaba en la cueva que ella lo estaba sanando. Ella desdichada tallo con diamante una piedra echa de diamantes, donde puso sus mas valiosos sentimientos, amor, amistad, odio, tristeza, alegría y valentía. Aquella piedra se convirtió en algo muy poderoso, y para que ningún humano o demonio la poseyera la lanzó en un pozo. Pasaron años y años hasta que un día la perla fue encontrada por un monje, y a partir de allí pasó de generación en generación, esperando la elegida de esa piedra. Pero durante los años que pasaron nunca se supo que paso con la sacerdotisa que lloraba a las estrellas por el amor del demonio, y del demonió que contemplaba a su humana des de la luna.

Sesshoumaru: y...-dijo con menos palabras que un mono.

Kagome: Creo que esa leyenda esta equivocada- Sesshoumaru con un gesto de la cara le dijo porque- no lo se, me parece que así no sucedieron las cosas.
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Una niña intentaba coger una pelota a un niño que con la mano alzada no dejaba que la pequeña niña la cogiera.

Kagome: Dámela....Sesshoumaru...dámela- una niña de ocho años intentaba a conseguir una pelota que un niño de cabellos plateados y ojos ámbar tenia sostenida con la mano en alto

Sesshoumaru: No te la daré kagome...si la quieres cógela....aunque se que no podrás- Él se burlaba de la pobre kagome, y la pobre harta empezó a llorar desconsolada.- Anda Kagome- le decía un abatido Sesshoumaru por haber echo llorar a Kagome- ten la pelota- Kagome paró en seco de llorar y dibujó una inmensa sonrisa, que fue correspondida por Sesshoumaru.

Kagome: Gracias Sesshoumaru- dijo la pequeña- ¿Quieres jugar?

Sesshoumaru negó lentamente con la cabeza, esa kagome era muy extraña, pero él la quería un montón, con una leve sonrisa se despidió de kagome, pero kagome como siempre antes de que él se fuera le dijo.

Kagome: Sesshoumaru mañana vendrás ¿verdad?- dijo con los ojos brillantes al ver a su amigo, él simplemente asintió, y continuo con su camino, pero otra vez ella lo detuvo- Sessh...¿verdad que me quieres?- él con una sonrisa dijo que si con la cabeza- ¿y te casaras conmigo cuando sea mayor?- él le izo gracia la pregunta, y simplemente contestó que si, él pensaba que lo olvidaría esa tontería...pero nunca se habría imaginado que esa sería la última cosa que kagome le dijera.

Entonces paso, un accidente, una perdida de memoria, un niño destrozado por la pérdida de su amiga, una niña huerfana, una nueva familia, una nueva hermana.

Si kagome Kendo, perdió la memoria, la adoptaron, cambio de apellido por falta de el suyo, ahora se llamaba kagome Higurashi, tenía una hermana Kikio Higurashi, y una nueva vida, olvidando su amor infantil, olvidando a sus padres, substituyéndolos por otros Sota Mariko Higurashi.

Y el pobre Sesshoumaru, perdió la sonrisa, extrañamente vio con claridad que con solo 12 años quería a esa niña, pero sobre todo perdió la esperanza y selló sus recuerdos.

Si las almas se juntaron de nuevo al reencarnar, pero el destino al saber que la creadora de la perla volvió a nacer izo que la piedra volviera, y que los dos enamorados tendrían que luchar por ese amor.

Hay caprichoso destino, hay pequeño y eterno amor, las cosas se han puesto difíciles. Pero seguro que al final el amor ganara y podran estar juntos eso si, tendrán que superar todos los obstáculos de su camino.

Fin del epígolo

El pasado que esconde kagomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora