EL PUNTO DE VISTA DE CARINAMi corazón martilleaba contra mis oídos cuando noté que mis nudillos se volvían cada vez más blancos con el firme agarre de mis manos en el volante frente a mí. Podíamos oír la caída de un alfiler ahora que un silencio sepulcral se instalaba en el interior del coche y, mientras intentaba concentrarme en la carretera que tenía por delante por primera vez desde el accidente, traté de ignorar la confusión de sentimientos que se instaló en mi pecho.
Maya seguía mirando por la ventana, de espaldas a mí, y no pude superar la expresión de dolor que vi en su rostro cuando le pedí que no siguiera adelante con lo que seguramente sería su propuesta de matrimonio. No podía hacerle esto. No podía hacerme esto a mí mismo.
Hice un giro a la derecha y la línea recta que seguiría estaba completamente desierta, no había autos a nuestro alrededor ya que eran cinco minutos después de la medianoche y no tener que lidiar con el tráfico hizo que esta experiencia fuera un poco menos aterradora. Era más fácil no pensar en la noche de mi accidente cuando no tenía toda la avalancha de autos a la que ahora recordaba enfrentarme en la víspera de Año Nuevo, pero aún así se sentía extraño estar detrás del volante nuevamente, casi como la primera vez que conducía un vehículo justo después de obtener su licencia, como si todo fuera nuevo y no estuviera acostumbrado a los pedales o los botones en el tablero y cualquier mirada sería suficiente para estrellar el coche.
Fue precisamente este miedo lo que me impidió mirar hacia abajo y fijarme en la ropa que llevaba puesta: el conjunto de sudadera de Maya, los calcetines que llevaba puestos y el primer par de zapatillas que había encontrado en el armario cuando le ordené a Maya que bajara las escaleras y me esperara.
Cuando apagué el coche, respiré hondo por última vez antes de volverme hacia Maya y estirar la mano para tocar suavemente su muslo ajustado cubierto de vaqueros.
-¿Qué estamos haciendo aquí? - Su voz era áspera, casi como si se estuviera distanciando de todas y cada una de las emociones que pudieran existir dentro de ella.
-¿Puedes venir conmigo? - Le pregunté.
-No te sentiste cómodo estando aquí la última vez. - Maya me contestó y finalmente se volvió hacia mí, dejándome ver sus tristes ojos azules.
Desvié la mirada hacia la puerta del ferry y me mordisqueé el labio inferior al recordar la vez que Maya me había traído aquí después del accidente, y el ataque de pánico que había tenido ese día.
-Toma mi mano y ven conmigo. - volví a preguntar en un tono de voz susurrante e inseguro.
-No hace falta que vayamos al Ferry... Yo... Solo necesito irme a la cama y dormir y terminar este día. - Había amargura en sus palabras, y yo sabía que era mi culpa. Sabía que había herido a Maya, que había herido los hermosos sentimientos que ella había expresado cuando me dijo todas las palabras más hermosas del mundo, pero todavía la necesitaba allí, conmigo.
-Por favor, Maya. - Volví a preguntar, mis ojos se clavaron en los suyos, y después de unos segundos de silencio ella solo asintió.
Salimos del coche, Maya mantuvo una mano dentro del bolsillo del pantalón, pero extendió la otra hacia mí sin decir una palabra. Entregué mi mano en la suya, sintiendo su cálida palma contra la mía, y entrelazé nuestros dedos antes de comenzar a caminar hacia la taquilla del ferry.
Maya permaneció en silencio durante la compra de los boletos, durante la caminata hacia el bote, durante los pasos que dimos entre los asientos. Su mirada permanecía en sus propios pies e incluso cuando miraban hacia adelante, su mirada parecía distante, insensible a los estímulos que nos rodeaban.
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FERRY-LOVE-BOAT: Forever Mine
Fanfic¡El amor es algo gracioso! Aparece en nuestras vidas y de la manera más impredecible y nos cambia para siempre. No importa si es cuestión de días o años, lo que se sabe es que el tiempo no es relevante cuando la conexión con otra persona es verdader...