𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚅𝙸

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Horas más tarde, cerca del atardecer, hubo una nueva isla a la vista. Una totalmente desconocida que no se registraba en los mapas y de la que nadie estaba convencido si era realmente oportuno explorar.

Caspian miraba por el catalejo hacia la isla, haciendo muecas con los labios de vez en cuando; Drinian, estaba a su lado izquierdo apoyado en la barandilla de la toldilla, mientras que Helena estaba cerca de la escalera a su derecha.

—Se ve deshabitada —dijo él Caspian —. Pero si los nobles siguieron la bruma, tuvieron que parar aquí.

—Podría ser una trampa —dijo Drinian mirando hacia la isla.

Y Helena creía que el capitán tenía un buen punto, pero también pensaba de la misma forma en que lo había hecho Caspian.

—Tal vez hallemos respuestas —dijo Helena, intentando ser más optimista. Miró a su amigo buscando su opinión —. ¿Caspian?

Él bajó el catalejo y lo cerró mientras meditaba sus opciones.

—Pasaremos la noche en la orilla y la recorreremos en la mañana —avisó a Drinian, entregándole el catalejo.

—Sí, su majestad.

Drinian se fué hasta el timón para dar las órdenes a la tripulación, y Caspian bajó las escaleras. Helena lo siguió deprisa.

—Oye, Caspian —lo llamó, pero él no volteó a verle —. Caspian —llamó otra vez, siguiéndole el paso.

Por un instante, Helena había creído que Caspian no le había oído; y si no fuera por el dejo de una sonrisa en los labios de él y que apresurara el paso mientras reía entre dientes, no habría notado que su amigo le estaba tomando el pelo.

—¡Caspian!

Él se detuvo en seco y volteó a verla haciéndose el sorprendido.

—¿Qué? Disculpa, ¿me hablas a mí?

—Te llamas Caspian, ¿no? —ella se cruzó de brazos, entrecerrando los ojos con sospecha ante su actitud —No creo conocer a otro Caspian en este barco.

—Oh, sí, claro —asintió él, con un sarcasmo realmente forzado —. Es solo que me tomó por sorpresa que quisieras hablar conmigo, lo lamento —lamió sus labios —. ¿De qué querías hablar?

—¿Cómo que por sorpresa? —Helena frunció el ceño y bajó los brazos, confundida.

—Sí, digo... —Caspian miró hacia otro lado y chasqueó la lengua —Desde que Edmund llegó, ni siquiera te has dignado a mirarme. Me sorprende que te acuerdes de mí, de hecho.

Ella jadea incrédula. Y quisiera enojarse por eso –aún sabiendo que es verdad– pero lo ve aguantando una sonrisa y no puede evitarlo. Ella ríe en voz baja.

—¿Acaso las filtraciones del barco te mantienen muy ocupada? —se burló.

<<¿Qué acaso todos saben ya?>>

Helena se sonrojó hasta las orejas al pensar en que, probablemente, todos en el barco ya sabían -o suponían- lo que podría pasar allá abajo con Edmund.

¿Será por eso que justo nadie bajaba a la bodega cuando ellos estaban allí?

Si ese fuera el caso, lo agradecía internamente.

—Aww... —sonrió Caspian enternecido cuando vió las mejillas coloradas de Helena, pero luego puso cara de seriedad —Son unos sucios.

—Ya...

—¡Están contaminando mi barco! —le apuntó, aún con una sonrisa burlona —. Y más vale que no le hagan daño a nada allá abajo. Mira que yo no sé qué tan salvaje pueda ser Edmund, pero-...

𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘉𝘦𝘵𝘸𝘦𝘦𝘯 𝘜𝘴 - 𝙴𝚍𝚖𝚞𝚗𝚍 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora