Capítulo 10

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Sentía poco a poco como la bilis se esparcía por su cuerpo de la rabia, la poca energía y control de su ser migraban lentamente mientras evaluaba qué tanto problema le causaría matarlos, ya nada más le importaba.

Su propio veneno estaba quemándole por dentro y sentía iba a terminar por vomitarlo en alguien más. Sus empleados no le veían con el mismo respeto, casi miedo, con el que siempre lo habían visto, más bien ahora lo observaban casi con lástima ante la expresión de su ya cansado rostro.

Iba a morir, eso seguro. Cada día, el nudo en su garganta se hacía más y más grande, cada mañana le parecía, no iba a controlar sus palabras. A cada momento sentía perder su cordura y, de alguna manera, el impulso terminar saltando sobre la chica lucía tentador.

No disfrutaba dormir, ni comer, ni ninguna actividad en realidad. Su mente revoloteaba contando los segundo hasta que la chica se le acercara de nuevo y entonces, por algunos minutos, volvía a tener paz así fuera con la manera casi indiferente en que le hablaba, el solo escuchar su voz le traía calma.

Por eso ahora, observaba esos chicos con los que hablaba justo en frente de él, sintiéndose miserable, no había podido ver su hermosa sonrisa en días y esos idiotas podían disfrutarla. ¿Estaba celoso?, definitivamente. 

Estaba enfermo, lastimado de celos y herido por nunca haberse enamorado y sentirse incapaz de expresarlo sin hacerse daño. Esa imagen tan profesional e impenetrable que se había esforzado años en lograr no servía de nada ante su lastimado corazón.

Esa contradicción entre su parte racional, que rezaba de no necesitar a nadie más que a sí mismo, y sus sentimientos que buscaban hasta respirar el mismo aire que T/N, era peligrosa. Quería huir y quería correr a buscarla, apartarla de su lado y luego darle un abrazo, se estaba haciendo daño a punta de pensamientos cada día.

Por eso no soportaba la vista, en medio del pasillo conversando con dos tipos a los que no reconocía mientras reía felizmente, quería encapsular esa risa y repetirla cada noche para poder dormir.

Decidió escapar una vez más, como siempre hacía desde esa noche. Después de todo, no había tenido vacaciones en años y una semana fuera de ese lugar era lo mejor que podía hacer, la clínica le recordaba a la chica, su cuarto, su ropa y hasta su sillón, debía desintoxicarse antes de finalmente tomar una decisión.


— Siento su mirada calcinándome desde aquí — el chico de ojos verdes se sentía intimidado

— El doctor siempre mira así a todos 

— ¿Segura?, porque siento que su mirada se dirige especialmente a nosotros dos — menciono el de cabello rosa

Conversaba con los chicos a mitad del hospital luego de que ambos llegaran a buscarla desesperados, con la nariz de Jean sangrando y Eren a punto de llorar. Tampoco era una situación de vida o muerte, pero así la hacían ver los ojos tristes del menor.

— No puedo estar atendiéndolos aquí, así que los veo en 10 minutos en la cafetería de siempre

Tomó un botiquín prestado y se dirigió a la salida luego de que su turno hubiera terminado, se sentía entre aliviada y triste por el viaje del pelinegro, no quería verlo para que se mantuviera en paz, no quería que se fuera porque su corazón lo extrañaría seguramente.

— ¿Pueden decirme cómo se hizo eso? — mencionó mientras limpia la nariz del chico mayor y Nicolo les traía helados, no parecía más que una lesión superficial

— Fue un accidente 

— Parece más como una pelea

— Fue todo su culpa — mencionó Eren 

Mi señor [Levi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora