Capítulo 9

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Sentía pesados los párpados mientras caminaba y pensaba, estaba bastante arta y cansada de todo, empezando por sí misma y cada cosa que la rodeaba desde que no podía dormir bien, nunca pensó que esa pesadez en el corazón le hiciera tanto daño.

El señor Levi parecía más tranquilo y, dentro de todo, podía considerar eso como una ganancia, no volvió a hablarle en un horario que no fuera de trabajo e intentó permanecer lo menos en su presencia si él no la necesitaba, pero por desgracia sentía una opresión en el pecho que estaba lentamente orillándola a sentimientos que debía ocultar.

Y también estaba el insomnio, no descansaba por tener constantes pesadillas recordando la dolorosa expresión en el rostro del pelinegro y repitiéndose que fue ella la causante de todo por sus descuidos. Además de que, en sus más locas fantasías, donde podía disculparse, no lograba imaginar un final feliz, sentía el mayor, rechazaría cualquier interacción y terminaría por correrla de su trabajo y de su vida.

Era complicado intentar resolver todo, sobre todo porque no sabía qué hacer ahora con sus sentimientos, por un lado, cada que estaba cerca de él sentía esa necesidad de recorrer su cuerpo, de contacto, de lograr algo, y, por otro lado, estaba la culpa y esa imagen imborrable de haber lastimado a alguien que no lo merecía, sentía que se estaba pudriendo.

 — Hola — escuchó la voz dulce de su amigo, a quien no veía hace días, recorriendo el largo pasillo del hospital

— Armin, ¿qué haces aquí?

— Vine a buscarte, no sé nada de ti y me preocupas, ¿cómo va todo?

— Para serte sincera, como la mierda. Al menos el señor Levi parece más tranquilo, pero yo me estoy muriendo — sus ojeras eran claramente visibles y pesadas

— Te lo dije, ¿no crees que tal vez sea hora de hablar con el doctor?, esto no va a funcionar si colapsas, además, volvemos a clases mañana, no vas a poder con todo  

— Tengo que poder, a mamá no le queda mucho tiempo y no es momento de estresarla con cosas, quiero que esté bien hasta el final, ¿cómo hacías tú para ver a Erwin todos los días y no terminar lanzándote encima de él?

— Estaba seguro de que no me iba a hacer caso, así que me rendí desde el principio, pero tú eres terca, consciente o inconscientemente.

— A propósito, ¿cómo vas con eso?, al menos distráeme hablando de otra cosa

— Pues... eh... yo

— ¿No lo has contactado todavía? ¡ARMIN ARLET!

— ¡No puedo!, estoy muy avergonzado aún, y ni siquiera sé su número, ¿cómo se supone que le hable?, ¿qué le digo?

— Espero que tengas algo en mente — la chica sonrió a alguna parte detrás del chico y Armin sintió un escalofrío bajarle por la espalda — buenos días Erwin, voy a visitar a mi madre, adiós

Se congeló por algunos instantes mientras observaba a la chica abandonarlo en dirección contraría, insultando a todos sus ancestros y pensando si le convenía girar la cabeza o no. Pensó tal vez era una broma de su amiga, pero no, al moverse ahí estaba, con su expresión tranquila de siempre y una mirada que no lograba entender, pasó saliva pesadamente y se planteó las probabilidades de sobrevivir si saltaba desde la ventana a la calle.


— Bu-buenos días, profesor Erwin — no pudo mirarlo a los ojos, concentró su mirada en alguna parte de la pared, demasiado asustado para mirar y demasiado congelado para moverse y correr, estaba en el limbo.

— Buenos días, Armin, me gustaría poder conversar contigo, ¿tienes un momento, por favor?

Asintió levemente, no sentía poder hablar con la garganta tan seca y solo siguió al mayor a través de los pasillos del hospital, ensayando mil veces en su cabeza alguna excusa lo suficientemente convincente para salvar su pellejo, pero nada bueno se le ocurría, estaba muerto seguramente y lo merecía.

Mi señor [Levi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora