La noche cae y las noticias estallan por todo el caos propagado en la ceremonia fúnebre, todos los medios conmocionados y contagiando aquel sentimiento a todos sus oyentes; la gente que estuvo presente prestó declaración, algunos dieron relatos despavoridos y exagerados del acontecimiento; otras trataban de quitarle hierro al asunto con un temple mucho más sereno y racional.
Pero algo era seguro, esto se le está saliendo de las manos a las autoridades, muchos ponen en duda su capacidad de controlar la situación y el cómo no se ha podido tener rastro alguno de la catalogada como la terrorista de blanco. Se da censo de las victimas producidas respecto del fatídico acto; estás datan de treinta personas heridas, algunas con quemaduras leves y otras, aquellas que estaban más cerca de la explosión, con quemaduras mucho más severas. Sin contar el asesinato que se llevó la primera plana en todos los periódicos, el Diputado de la República Arturo Benett.
El parlamento se declara de luto, figuras políticas rinden sus respetos por diferentes medios; el otro involucrado en las pistas difundidas, el Senador Chapman, está bajo custodia policial, más por manera preventiva, al ya haber muerto uno de los imputados en el caso enciende las alarmas y pondera como posibilidad más que segura un ataque hacia el legislador restante.
Por redes sociales, algunas personas manifiestan su descontento por la cobertura de la noticia, manifestando una inclinación cada vez más notoria a este discurso revolucionario que tiene la Inquisidora. Aunque este número va cada vez más en aumento, estas ideologías extremas van pesando de mayor forma en el curso de la investigación; las personas exigen resoluciones, pero las autoridades o no se las dan a tiempo, o no son lo que esperaban.
Penélope Atwood, la periodista del SuurLinn Royal que estaba en el acto cuando ocurrió el atentado, publica rápidamente su columna de opinión respecto a este movimiento terrorista en crescendo. Ella lo titula como "¿De vuelta al siglo XVII? Como la corrupción destapa un discurso revolucionario anticuado." Manifestándose tajantemente en contra de las olas de asesinatos a figuras políticas, que si bien, no está poniendo en duda la veracidad de las pruebas presentadas, ni tampoco niega la participación de las autoridades fallecidas dentro de los actos de corrupción que se les acusa, pero trae a colación la posibilidad que la Inquisidora solo busque generar una agitación en la sociedad, similar a la ocurrida en la Revolución Francesa; al presenciar una desarticulación y corrupción en la médula del sistema gubernamental, que a la larga, terminar promoviendo la aparición de figuras justicieras por fuera de la ley, haciendo la conexión de la Inquisidora con la figura de Warrant-Man, solo que la primera decide sembrar el caos y la anarquía generalizada, en base al asesinato. Esto imposibilita el debido proceso al no haber acusados y en vez de buscar un cambio, termina por empeorar la situación.
El justiciero yace pendiente de cada movimiento, cada opinión y detalle que pueda ser crucial, no le interesan las críticas sobre él, solo está sumamente concentrado en purgar la ciudad de todas las amenazas, siendo el hombre más fuerte del mundo, decide atacar a la raíz, no lidiar con las consecuencias.
Este yace de pie sobre la esquina del edificio más alto de la ciudad, aquella torre imponente en el centro, siendo la figura del encapotado ensimismado por la construcción de cristal; vigilando la gran jungla de cristal que es la ciudad de SuurLinn.
La figura del justiciero, completamente en soledad se encuentra en una llamada telefónica con su madre, quien, en la comodidad de su hogar trata de ver como se encuentra su primogénito; esta se muestra preocupada por la ausencia de Benjamín, esta le comenta el estado preocupado de su padre respecto de lo ocurrido durante el día, el hombre calma las aguas asegurando que está trabajando para darle punto y final al asunto; para luego cortar e iniciar otra llamada.
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EL CABALLERO CARMESÍ I: CORRUPTA OBSESIÓN
Science FictionPresenciamos al Cruzado Carmesí en su tercer año como vigilante enmascarado en la ciudad de SuurLinn, en donde deberá de enfrascarse en una cacería contra un asesino que atenta contra las figuras políticas más importantes del país ficticio de Waffe...