Tras dos días de intensa investigación y de estar casi colgado al audio transmitido por los micrófonos en aquel burdel, el blanco estaba siendo sumamente cuidadoso y meticuloso; sin embargo, tarde o temprano era evidente que iba a cometer un error.
Es cuando durante la noche, cuando el justiciero yace en las azoteas remotas de la ciudad, en el distrito sur. Mientras se encuentra más allá de toda luz, se encuentra monitoreando lo que se transmite desde la dichosa oficina que es puesta a observación; justo logrando escuchar aquel antes mencionado error del grande de los criminales.
Se escuchaba como este entraba en su oficina, con bastante enojo al cerrar la puerta de un golpe, se puede oír que habla con otra persona, que posteriormente sería identificada como su mano derecha, Narciso Barile.
—¡¡Todo va mal Narciso!!... ¡¡¡¿Cómo mierda se filtró todo esto?!!!... ¡¡¿Quién fue el inepto de mierda que le pasó esto a la mosca muerta de Atwood?!!!... Ahora todos estamos con el culo descubierto, menos mal hasta ahora el tema no está tan feo como en realidad es. —Se queja el mismísimo jefe de todos los jefes.
—Sí, lo sé... Esa tal Inquisidora está removiendo el avispero a propósito... Lleva días sin matar a alguien o hacer aparición pública. ¿Será que Warrant-Man se habrá encargado de ella? —Responde su mano derecha.
—No, ya lo habríamos sabido... Pero el tema es, que esto es mucho más grande. Todavía no llegan al ministro Montero... Estábamos muy bien trabajando codo con codo... hasta que tenía que llegar esta loca. Gracias a él podíamos esconder bien todos los ingresos de la venta de armas, junto a las fundaciones fantasmas que estaban a nombre de Chapman y Bennet; el comisionado desviaba la atención de sus hombres y el fiscal escondía cualquier expediente, de cualquier moción que nos pudiera incriminar. ¡¡Era el equipo perfecto!!
—Hasta ahora lo único que se sabe de la Inquisidora, es que se trata de una mujer, una zafada con muchas armas y mucho tiempo libre al parecer. No sé más. —Comenta el mafioso.
—No lo niego... Pero... hay que esperar
Tras escuchar esto, el justiciero aísla la parte específica de la grabación y se la envía a Javiera, quien responde al cabo de un par de minutos. Enviando mensajes al respecto; ambos concluyen en que todo está conectado y los versos que la Inquisidora deja en las escenas del crimen no son más para verificar esta conexión.
Por lo que ambos concuerdan en que D'Arco sabe muchas cosas más de las que aparenta y revela en la grabación, por lo que deben interrogarlo y ponerlo bajo custodia cuanto antes. Es la única forma de adelantarse a la Inquisidora y frustrar sus planes de una u otra forma. Por lo que el justiciero promete estar vigilando al mafioso de cerca, antes de que se le ocurra hacer alguna otra cosa.
Posteriormente, recibe una llamada directamente desde la madriguera, esto causa rareza en el justiciero, quien contesta la llamada desde su visor, a lo que se revela que quien está al otro lado de la línea es Samantha.
—Emm... Disculpa por molestarte Warrant-Man, pero, como estaba un poco aburrida aquí... y veo que siempre haces todo solo... Pensaba en que podría ayudarte en algo.
—¿No tocaste nada cierto? —Interrumpe él, en un tono poco amigable.
—Claro que no, nada que tu no harías... Pero pensaba en que necesitarías un apoyo de escritorio. Ya que aún no es muy seguro salir para mí.
—¿Sabes cómo usar una computadora, cierto?
—Claro que sí, para tu información antes de irme de la casa de mi padre estaba estudiando Ingeniería en Informática en la Universidad Central de Waffen.
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EL CABALLERO CARMESÍ I: CORRUPTA OBSESIÓN
Ciencia FicciónPresenciamos al Cruzado Carmesí en su tercer año como vigilante enmascarado en la ciudad de SuurLinn, en donde deberá de enfrascarse en una cacería contra un asesino que atenta contra las figuras políticas más importantes del país ficticio de Waffe...