CAPÍTULO VII: REVELACIONES

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Era cuestión de tiempo para que la policía, como perros rabiosos entre el caos generado diera con el lugar preciso donde se realizó la controvertida grabación a televisión abierta. Tan solo un par de horas luego del ilícito transmitido, las autoridades competentes dictaron un toque de queda para toda la ciudad, que rige entre 10 de la noche hasta las 6 de la mañana, la idea es que no haya nadie en ese lapso de tiempo.

Esto facilitaría la búsqueda de la policía, la idea es rastrear cuanto antes a la Inquisidora y sus lacayos, las oficinas de la policía yacen en llamas y las noticias a la mañana siguiente transmiten con temor y desenfreno toda la información; la gente ya empieza a descolocarse por la situación, empiezan a tener miedo de las calles y por redes sociales el fenómeno de la Inquisición se ha vuelto mucho más volátil y masivo.

El cuerpo mutilado del senador sería encontrado en una bodega vieja y abandonada en lo más remoto de la zona industrial de la ciudad, encontrando a las afueras la camioneta donde se llevó al senador desde el juzgado ahora completamente quemada y destruida, imposibilitando el poder rastrear huellas o alguna otra evidencia de utilidad.

La oficial Campos llegaría al lugar, junto al teniente McCall, los policías y la Brigada de Investigación Forense empezaría a llegar al área para realizar los peritajes respectivos; a la escena llegaría Warrant-Man, golpeando con fuerza con su llegada al caer del cielo.

—¿Alguna novedad de la bóveda? —Pregunta el encapotado acercándose a los oficiales, este sería recibido por una mueca de disgusto por parte del superior, mientras que la muchacha estaría contenta de verle.

—Acabamos de llegar... —Resume la mujer, mientras ella junto al justiciero se acercan a la entrada, en contraste a los policías que se colocan en formación para ingresar.

Con poco esfuerzo el encapotado rompería la entrada a la bodega, dejando ver que no hay ningún tipo de trampa, desvelando el oscuro y destartalado interior de la misma; el interior estaría completamente vacío y con bastantes motas de polvo, sin embargo, dentro de la oficina del gerente, siendo allí donde se realizó la transmisión.

El golpe de olor de la podredumbre del cadáver descompuesto golpearía como si se tratara de un palo en el estómago a todos los presentes, estos verían el cadáver completamente mutilado del senador en la silla del frente a la puerta, la habitación completamente ensangrentada y el arma cortante con la que se asesinó a la víctima yacía tirada a un lado, llena de sangre ya seca.

Las moscas empezaban a invadir el lugar, el equipo especializado empezaba a sacar fotografías y realizar los diferentes procedimientos para encontrar alguna pista que yace oculta a la vista, mientras que el justiciero se paseaba por la sala, observando cada detalle del cuerpo.

En un costado estaba la cámara utilizada, estaba completamente destrozada y no había equipo digital para verificar el cómo logra interferir las señales de la televisión sin ser detectada por seguridad nacional.

—Esta mierda es un puto chiste. —Menciona hacia sí mismo el teniente.

—No se ha encontrado nada, fuera del código que se vio en la grabación. —Interrumpe Javiera, mientras observa con cierta distancia y asco el cadáver. 

 

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EL CABALLERO CARMESÍ I: CORRUPTA OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora