Capítulo 10.0

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¿Café caliente y galletas? Por supuesto, el mejor acompañante para las épocas de invierno.

El invierno se aproximaba, se sentía en el aire frío y grotesco del ambiente. En mi ventana veía como las personas pasaban ya abrigadas, se notaba que realmente tenían frío.

Aunque yo no lo pudiera sentir por la calefacción de la casa, solo de verlos me lo imaginaba.

Tomé un sorbo de café tibio. Realmente amaba esta época.

— ¿Qué harás el hoy en la noche, amor?— voltee enseguida al escucharlo. Me acerqué a él sonriente.

— Nada. Estaré libre por el momento.— respondí sentándome a su lado, sus manos me rodearon para acercarme más a su cuerpo.

— Bien. Habrá una fiesta de la compañía. Estaremos celebrando el gran éxito que tuvo la nueva cafetería.

— sabes que no soy de fiestas, amor, no me gusta estar rodeada de tanta gente.

— Lo sé, preciosa, pero solo esta vez. No quisiera ir solo, además no tendrás nada que hacer y menos quiero dejarte sola.

Suspiré un poco dándome por vencida.— Está bien, está bien, iré.— sonrió y me abrazó fuertemente.

Sus brazos eran la protección que había necesitado. Sus abrazos eran consuelo para mi alma, mi alma gris de tanto sufrir, pero gracias a él había tomado color.

...

3:00 p.m

rin rin

Su teléfono comenzó a sonar. Él estaba dormido.

— Harry, amor, despierta. Te llaman.— lo moví un poco haciendo que se despertara. Tomó el móvil y contestó y se fué, dejándome sola en la sala mientras él atendía a quien fuese en su celular.

Mientras esperaba me dispuse a leer el libro que él para nuestro aniversario pudo conseguirme. Era realmente lindo saber como movió cielo, mar y tierra para conseguirlo.

— ¡Amor, amor¡— gritó desde la cocina. Rápidamente me levanté y de prisa fuí hasta él.

— ¿Qué ocurre, Harry? ¿Te pasó algo?— dió pequeños brinquitos y se acercó a mí y me abrazó fuerte. Estaba realmente confundida.

« ¿Qué habrá pasado? »

— No podrás creerme si te lo digo.— dijo en mi oído mientras me apretaba en sus brazos.

— Harry, dime ¿Qué ocurre?

— Bien. Llamó mi secretario, hace unos días lanzamos el video clip sobre tus postres, el equipo de marketing hicieron su trabajo tan bien que....— dió un silencio mientras se alejaba de mi cuerpo.— ¡Tienes un inversor! Lo poco que sabemos es que es dueño de una cadena de restaurantes y repostería y otros edificios más. Su abogado habló con el mío y con mi secretario, diciendo que está encantado de poder invertir en una repostería donde se vendan tus postres.— mi quijada cayó dejando mi boca abierta. Estaba en shock.

No lo podía creer. ¡Por fin tendré un repostería propia! Es algo que realmente nunca lo ví venir por más que me esforzara. Quisiera conocerlo para darles las gracias.

— ¡Por Dios! ¡Esto es una gran noticia!— me lancé a él abrazándolo. Él me alzó y dió vueltas conmigo en brazos.— Grácias, gracias.— dejé besos sobre su cuello. Él se detuvo en seco y me bajó.

— No hagas eso.— fruncí el ceño y ladee mi cabeza.— No me beses en el cuello. Sabes como me pongo cuando lo haces.— solté una risita.

— ¿Y si lo hago de adrede?— pasé mi dedo índice por su abdomen hasta su pecho.

La Duna del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora