Mi infancia no era como la de los cuentos de hadas o de esas niñas con dinero que desde pequeñas obtienen todo a cuenta de sus padres. Yo por lo contrario, no tuve lo que siempre quise, tuve una educación gracias a los esfuerzos grandes de mamá, aunque ello no me ayudara demasiado a mi futuro.
Recuerdo que escuchaba a mi mamá llorar todas las noches porque habían días que no teníamos para comer, o también esos días en los que papá llegaba ebrio a casa y nos golpeaba a ambas por un mínimo error.
Mi madre se esforzaba mientras mi papá solo tomaba, apostaba y engañaba a mi mamá con otras mujeres de la calle sin escrúpulos.
Aunque quisiera cambiar mi pasado, habían cosas que me perseguirian continuamente hasta el día de mi muerte.
— ¿Cómo...?
— ¿Cómo llegué aquí?— terminó la frase por mí.— fácil. A dónde sea que vayas iré yo ¿Lo recuerdas, conejita? Me perteneces y aunque te mezcles con personas de esta clase social, seguirás siendo la misma niña pobre que nadie quería tocar e inclusive mirar, como en la escuela ¿Recuerdas? Esa escuela donde todos estaban por encima de tí.— sonrió.
Esa sonrisa ocasionó un conrrientazo por mis huesos, haciéndome temblar. Mi respiración comenzó a agitarse, él se acercaba lentamente mientras yo retrocedía hasta pegarme contra la pared.
— Déjame en paz... Por favor.— susurré sin mirarlo. Mis ojos se estaban cristalizando.
— ¿Por qué debería? Si no mal lo recuerdo perteneces a los Roig.— susurró en mi oído.
— No le pertenezco a nadie, solo vete.— volví a decir. Rió sin gracia.
— Quita esa idea de tu cabeza, Melissa, eres por derecho mía ¿O lo olvidaste? ¿Olvidaste cuando tú padre te vendió a mi padre? Hay papales que comprueban tales cosas, conejita. Estás casada conmigo.
Sus palabras me desestabilizaron; recordé cada cosa mala que había hecho mi papá, incluída esa, esa fué la peor de todas.
Mis piernas fallaron haciéndome caer ahí, él se alejó un poco viéndome de forma superior mientras soltaba risas leves.
Estaba perdida, jodidamente perdida y acaba. Él podía matarme aquí e irse sin dejar rastros.
— ¿Por qué no solo olvidas eso y te vas?— lo miré con ojos llorosos.— Soy felíz, quiero ser felíz... No me arruines.
Se agachó a mi altura, tomándome de la barbilla y acercándose lo suficiente a mi labios para tocarlos con los suyos.
— Mi padre me dijo lo mismo, que me olvidara por completo de tu miserable existencia, pero ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué hacerlo cuando eres tú a quien quiero?— dejó un casto beso sobre mis labios.
Nauseas abundaron mi ser, un asco el haber sentido ese repudio de labios. Labios venenosos y llenos de mierda por todo lo que ha hecho.
Solo él podía ocasionarme un infarto por miedo.
— No me quieres, Niccolo.— susurré.— Estás obsesionado por un papel que es falso... Eres asqueroso ¿Lo sabes?
Rió suavemente agarrando mi cuello y presionandolo.
— Soy un asco por estar obsesionado contigo ¿Eso crees?— apretó más.— La obsesión siempre va a ser más que el amor ¿Qué se siente ser la obsesión del diablo, mi pequeña conejita?
Mis vista estaba nublandose, su apretón era demasiado fuerte que evitaba el paso del aire. Mi boca soltaba jadeos en busca de aire pero tales sonidos lo excitaba, lo veía en sus ojos.
— Eres....de...lo...peor....
No me pue mantener conciente. Todo a mi alrededor se oscureció dándole paso a un sueño en lo que simplemente no era capaz de escuchar, ver, sentir u oler.
Todo se había detenido en ese momento.
***
Cuando por fin pude hacerme más conciente de mi alrededor, mis ojos captaron que me encontraba en la habitación del departamento que compartía con Harry y dicho chico se encontraba a mi lado tomando mi mano y dormido.
Me moví un poco y él deprisa se despertó.
— Amor.— susurró.— ¿Cómo te encuentras?
— Bien.— dije acomodandome en la cama.— ¿Qué ocurrió?
— Jason te encontró desmayada en el baño.— su voz sonaba rara, esa sensación de que estaba celoso me abundó.
— Él...— cerré mis ojos un poco.— ¿Por qué no me dijiste que la empresa de tu padre está cayendo?
Su sorpresa era notoria, era verdad lo que dijo su expresión lo confirmo.
— Yo..— suspiró.— no quería que te procuparas.
Asentí. Entendí su punto.
— Aceptaré que Jason sea el inversionista.
— ¿Qué?
— Confía en mí, sé porque lo hago ¿Sí?
Él asintió y me dió un beso.
Y el flashback del beso anterior en el baño, llegó a mi mente haciéndome recordar todos los mounstros del pasado.
Un pasado oscuro abundaba en mí, demonios me perseguían. Y el principal de todos, era él, Niccolo Roig: el ser más oscuro y peligroso de la tierra y el universo.
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Capitulo algo corto, pero para actualizar está bien.
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Besitos. 😽💗
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La Duna del amor
RomanceEn un mundo donde las líneas entre el amor y el deber se desdibujan, Melissa, la hija de una empleada, se encuentra atrapada en una trama de sentimientos contradictorios. Tras la muerte de su madre, Melissa asume el papel de su madre en la mansión d...