Harry
La junta de inversionistas y proyectos marchaba bien hasta el momento; salvo por las miradas de enojo que le tiraba a Jason.
Realmente no tengo problema con que él esté presente, pero el que esté lanzandole miradas lascivas a mi chica es realmente repugnante.
Siempre ha sido así desde que lo conozco a él y a Melissa, por alguna razón, él siempre tuvo una debilidad por ella, sin importar que tan enganchado lo tuviera la vagina de otra, siempre volvía a ella sin esperar recibir algo a cambio.
Pensaba que estaba loco, hasta que yo me enamoré de ella; creo que desde entonces Jason y yo siempre competimos para hacernos resaltar.
He ganado la primera primera batalla: el estar con ella formalmente. Pero sé que él hará lo imposible para recuperar lo que él cree que le pertenece.
— Entonces Harry ¿Qué opinas?— Mi padre habló sacándome de mis pensamientos.
Parpadee un poco para poder volver a concentrarme.
— ¿Qué decían?
— Que si estás de acuerdo a que el señor Jason sea el inversionista en la pastelería de Melissa.— repitió él.
Miré a Jason, por descaro me sonrió.
Voltee a mirar a Melissa.
— ¿Estás de acuerdo, amor?— pregunté mirándola atento.
Ella miró a los presentes y luego a mí.
— Sí, amor, estoy de acuerdo.— ella sonrió suavemente.
Melissa
Había una lucha interna en mí; una parte decía que no quería que Jason fuese mi inversionista, me quitaba la dignidad y pisoteaba mi orgullo; pero por otra parte, solo pensé en la compañía de Harry. Él ha hecho mucho por mí y estoy agradecida, y esto es para devolverle el favor.
Suspiré.
— Sí, amor, estoy de acuerdo.
Le brindé una sonrisa cálida mientras él asentía y miraba a su padre.
— Muy bien.— se levantó el señor Bruno y los demás lo imitamos.— Es un placer hacer negocios con usted, señor Jason, mi nuera es la mejor repostera de la ciudad e incluso del país.
— De eso no cabe duda.— Jason me miró y me sonrió.— He probado más de mil veces sus pasteles y cada día más me enamoro de ellos.
Por alguna razón eso causó un pequeño cosquilleo en mi panza e incluso quizás un sonrojo por mis mejillas.
Él dejó de verme y estrecho manos con mi suegro, mi novio y conmigo.
Su tacto era frío pero a la vez cálido, eso hacía que mi corazón añorara los recuerdos del pasado.
Pasaron alrededor de veinte minutos mientras firmabamos el contrato y hacíamos unas fotos para hacerlas públicas en los diarios del país.
Mientras cada uno ya se iba, me mantuve apartada un poco esperando por Harry quien hablaba con su padre todavía dentro de la sala de juntas.
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La Duna del amor
Lãng mạnEn un mundo donde las líneas entre el amor y el deber se desdibujan, Melissa, la hija de una empleada, se encuentra atrapada en una trama de sentimientos contradictorios. Tras la muerte de su madre, Melissa asume el papel de su madre en la mansión d...