Capítulo 11.0

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La fiesta transcurría con normalidad, había intercambiado palabras con algunos de los socios de Harry, todo iba bien, el ambiente era cómodo y alegre, se podían ver como las personas disfrutaban de estar ahí.

Aunque a la mayoría no los conociera, Harry aprovechó para presentarme algunos de sus amigos más íntimos quienes habían ido a la fiesta.

— Y ella es Cristina.— Sonrió Harry.

— Mucho gusto, soy Cristina Maxwell. Harry me ha comentado mucho sobre tí.— La rubia extendió su mano la cual no dudé en tomar.

— El gusto es mío.— sonreí.

— Me gustaría que conocieran a alguien que es muy importante para mí, bueno es mi novio.

— ¿Qué? ¿Tienes novio?— Harry la miró desconcertado.

— Sí... Comenzamos hace un mes pero nos conocíamos ya desde antes.— dijo con una pequeña sonrisa.

— Está bien, entonces déjame conocer al afortunado de tenerte.— declaró Harry con una risita.

Ella rodó los ojos sonriendo y volteó.— Amor ¿Podrías venir?— un chico alto, que se encontraba a no más de uno o dos metros de nosotros, volteó. Por las luces del lugar que eran tenues no me dejó divisar hasta que lo tuve enfrente.

Mi corazón se detuvo a gran velocidad, mis ojos se abrieron, mi boca se abrió un poco, dejé de respirar por la impresión. Mi cuerpo se tambaleó un poco, miré a Harry y él estaba igual que yo e incluso más pálido.

— Les presento a Jason, mi novio.— el chico me miró y su sonrisa desapareció al instante, nuestros ojos se conectaron perfectamente como antes pero ahora estaba ese extraño sabor amargo en mí ser.

Volver a verlo fué como un balde de agua fría, todo a nuestro alrededor se tornó silencioso y oscuro, estábamos tan absortos en nuestros ojos que los demás desapareció en esos instantes.

Él rompió el contacto visual y carraspeó.— Hola, es un gusto conocerlos.— dijo con una sonrisa.

« ¿Ahora va a fingir que no me conoce? »

— Hola...— susurré un poco audible, despegué mi mirada, no quería causarle incomodidad a Cristina.

— Hola.— la voz de Harry se afirmó un poco pero se notaba en ella la incomodidad que abundaba y la tensión.

— Melissa, quisiera contarte algo.— Cristina habló.

— Claro.

— Harry me comentó acerca de tu sueño de tener una cadena de pastelerías, ayudé al equipo de márketing a hacer la campaña para tí. Supongo que Harry te comentó de que ya tenías un inversionista.— asentí.— Bueno, mi novio, Jason, se ofreció a ser inversionista. Él va a apoyarte en esto.

Todo por un momento se vino abajo. ¿Mi inversionista era Jason? Mi cabeza daba vueltas y vueltas con Miles de preguntas sin encontrar respuestas a ellas.

— ¿Qué?— comentó harry.— ¿Por qué no me dijiste?

— ¿Por qué debería? Jason quiso mantenerlo en secreto pero no aguanté y quise decírselo.

Me mantenía en silencio viendo a Jason quien me miraba con temor a que le gritara o dijera algo de más. Suspiré.

— No puedo aceptar eso.— dije.

— ¿Por qué no?— Jason frunció el ceño.

No quise responderle más.— Iré a la barra a tomar algo, discúlpenme.— rápidamente me fuí, esto me abrumaba demasiado.

Ví a Jason después de años, luciendo igual de atractivo, ahora estando con una chica extremadamente linda y queriendo ser inversionista. No podía, no así.

— Melissa.— era él, su voz, esa voz ronca que usaba para infligirme miedo antes, la estaba usando ahora.

— No me molestes, no ahora, por favor.

Sentí su presencia acercarse más a mí, una de sus manos acarició mi hombro desnudo.

— ¿Qué pasa? ¿No te gustó la noticia?

— Jason basta, vete, no te quiero ver ni escuchar.— dije tratando de apartarme pero sus manos me detuvieron.

— No. Ya invertí, no pienso perder el dinero así que vas a aceptar trabajar conmigo ¿Entiendes?

— No quiero hacerlo.

— Lo vas a tener que hacer, por Harry principalmente.— Me voltee.

— Déjalo en paz ¿Qué es lo que quieres?

— Que aceptes trabajar conmigo, ganarás dinero y quizás ayudes a la empresa de Harry a recuperarse.

« ¿Recuperarse? »

— ¿De qué hablas?

— Por lo visto Harry no te lo ha dicho.— negué con confusión.— La empresa de Harry está a unos pasos de ir a la quiebra, si trabajas conmigo habrá maneras de salvarla.

— ¿Acaso lo que percibo es una amenaza?— entre cerré mis ojos.

— Tómalo como gustes, Melissa. Piénsalo, espero tu respuesta el lunes por la mañana.— dichas sus palabras sin esperar a que respondiera se fué.

Tomé asiento en las sillas que se encontraban en la barra; sus palabras causaron efecto en mí más de lo que pide imaginar. Aunque me mantenía confundida el hecho de que Harry no me haya comentado tales cosas, lo mejor sería conversarlo con él cuanto antes.

Suspiré.

Estaba cansada hoy, todo esto se volvió una carga. Tenía el peso de la empresa sobre mis hombros. Sé que si Harry pierde la empresa, estará devastado, es el único recuerdo que tiene de su abuelo. Alguien que era muy preciado para él. Y si llega a perderla, sentirá que lo está defraudando.

Todavía trata de procesar esto. Ver a Jason de nuevo quizás me traiga más problemas. Aunque un extraño sentimientos golpeó mi corazón cuando lo ví nuevamente, junto a Cristina. ¿Ya tenía a alguien más? Entonces en verdad nunca me amó.

« ¿Qué mierda digo? »

Esfumé cada pensamiento y me absorto de todo, enfocándome en tomarme la bebida.

Mientras me fundiera en pensamientos, más preguntas se crearían y menos serían las respuestas que obtuviera por mi cuenta.

Mientras caminaba al baño, la necesidad de alejarme de la música clásica que se encontraba ahí se hacía más intensa hasta que por fin llegué y entré. Suspiré suavemente, la música por fin dejaba en paz mis oídos.

No odiaba la música en sí, al contrario, la a! amaba pero en situaciones de estrés, cada melodía me cargaba de enojo y más frustración.

Entré a uno de los cubículos para hacer mis necesidades, me había aguantado toda la noche para ir al baño.

La puerta principal sonó e hizo ese pequeño click cuando la cierras. Quise no ponerle atención pues pensaba que era otra dama necesitando un retrete. Me apresuré a terminar y salir.

Pero me arrepentí al instante. Estaba ahí, él lo estaba, viéndome fijamente con esos ojos de depredador que solía tener cuando quería estar conmigo en la cama.

— Tú...— mi voz no fué más que un susurro estúpido, ocasionandole una sonrisa.

— Es un gusto volverte a ver, conejita.

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¡Hola! Es un gusto presentarles este capítulo, me tardé un poquis, perdonen. Gracias también por el apoyo y sigamos así ☺️ para lograr muchas metas.

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