No recuerdo la primera vez que lo conocí.
Tampoco recuerdo todo el daño que causé.
Sólo sé que él me quitó todo lo que amaba y por eso lo haré pagar.
Omegaverse.
El lobo de Jungkook ardía en furia ferviente, sentía el cuerpo caliente como si estuviera hirviendo en una olla con agua al fuego.
La fuerza que emanaba su cuerpo era de temer, incluso Yoongi se vio afectado por el desequilibrio de sus feromonas, su lobo se quedó quieto evitando confrontar a su hermano que parecía que estaba a punto de asesinar a cualquiera que se atreviera a mirarlo.
Llegó al hospital con el rostro sereno y a fuertes pasos buscando la habitación de su omega, sus sombras guardaron distancia temiendo ante la agresión física de su jefe, mientras que el omega pelinegro permaneció a su lado al igual que Namjoon.
Sus ojos llamearon en un fuerte color violeta cuando la cama vacía del hospital apareció en su campo de visión, las sábanas estaban desordenadas, la cuna del cachorro vacía, la maleta que preparó para estar ahí estaba echa un lío por los movimientos desesperados de Taehyung.
Jungkook rió amargo, porque de nuevo, parecía que realmente le urgía irse de ahí.
Escapar de él.
—Líder —Yeonjun llegó agitado con los lentes de lectura sobre el puente de su nariz. Revisaba dos expedientes médicos cuando una enfermera le avisó que el paciente del cuarto quince había desaparecido.
—Quiero las malditas cámaras —Gruñó entre dientes, el joven médico asintió y salió corriendo hacia la sala privada donde se hallaban guardadas las grabaciones.
—Señor —Namjoon interrumpió sosteniendo la tableta en la mano —.Estoy rastreando el teléfono del omega.
Jungkook asintió de pie en medio del cuarto, vio a su hermano que permaneció junto a la cama como si estuviera buscando algo, notaba lo ansioso que estaba, miró al guardaespaldas que estaba a cargo de la protección del omega y ordenó que se lo llevaran a la mazmorra.
El alfa rubio se acercó al pelinegro con la mano temblorosa, tragó saliva y le mostró el aparato.
—Está en el aeropuerto —Namjoon informó. Jungkook ardió en cólera, apestando la habitación a enojo provocándole nauseas a su amigo y hermano.
—Cierren el maldito aeropuerto —Ordenó en un sonido gutural. Yoongi alzó la vista, asustado. Jungkook avanzó un paso dispuesto a ir detrás de su omega.
—Si haces eso, los Jung sabrán sobre Taehyung —Yoongi lo detuvo sosteniendo su brazo —.No puedes hacer un escándalo.
El pelinegro se paró firme deshaciéndose de su agarre —.No me interesa, lo quiero de vuelta.
—Controla a tu alfa —Namjoon se acercó hablando por lo bajo —.Yoongi tiene razón, no podemos ser impulsivos.
Jungkook lo ignoró.
—Pide una reunión con Hoseok —Mantuvo los ojos fijos en la cama que yacía en ella el fantasma de la presencia del castaño —.Dale tres de nuestras rutas, háblale sobre el disco de Cozio, pero evita que se entere sobre Taehyung.
Sus ojos violetas brillaron con la intensidad de las emociones que experimentaba su lobo, le mostró los dientes para amenazarlo y salió dispuesto a capturar a Taehyung.
—Encárgate de Hoseok —Namjoon se paró frente al omega que lucía abatido, deseó abrazarlo, pero no se atrevió a tocar ni uno solo de sus cabellos —.Suerte.
Yoongi se quedó en medio de la habitación vacía con el fantasma de la presencia de esos dos alfas, tragó duro y negó con la cabeza saliendo de ahí para ponerse en contacto con Hoseok.
Maldito seas Taehuyng.
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