Vacaciones.

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Para el día de Navidad, Harry aún no le hablaba a Lia, por lo cual, la chica se sorprendió al ver un regalo por su parte a los pies de su cama.

Lia sin siquiera abrir sus regalos, se fue al cuarto de los chicos.

-¿Chicos? -Preguntó timidamente asomando la cabeza. -¿Puedo pasar? -Ron se quedó callado y miró a Harry.

-Pasa. -Dijo el chico después de un momento.

-Harry... Lamento no habértelo dicho pero...

-Entiendo porque no me lo dijiste. -Le interrumpió el chico. -Sigo algo molesto, pero después de hablar con Lupin comprendí que no te puedo odiar por eso. Nada de lo que pasó es tu culpa.

-Ni de Sirius. -Dijo la chica.

-También hablé eso con tu padrino. No voy a hacer que cambies tu forma de pensar. Es normal que quieras pensar bien de tu padre. -Lia apretó los labios, pero prefirió no decir nada al respecto.

-¿Qué les dieron de regalo?

-Mamá nos mando otros Jersey. ¿A ti te llegó uno?

-No abrí mis regalos aún. Vi que Harry me había hecho uno y quería ver si era una ofrenda de paz.

-No sabía de que otra forma hacerte saber que te perdoné. -Confesó el chico. -Pero espero que no hayan más secretos. -Lia se puso tensa.

-¿Y qué es ese regalo? -Preguntó la chica apuntando un gran regalo de Harry.

Harry abrió el paquete y ahogó un grito al ver rodar sobre la colcha una escoba magnífica y brillante.

-¿Eso es una Saeta? -Preguntó sorprendida Lia. -¿Quién te hizo ese regalo?

-No sé. No hay tarjeta.

-¿Quién se gastaría ese dinero en un regalo para ti? -Preguntó Ron sorprendido.

-Definitivamente no mis tíos. -Los tres chicos rieron.

-¿Qué sucede? -Preguntó Hermione mientras entraba con Crookshanks en brazos.

-Saca esa bestia de aquí. -Le dijo Ron que se guardó a Scrabbers en el bolsillo de su camisa del pijama. Hermione hizo caso omiso y dejó al gato en la cama de Seamus y contempló la escoba de Harry.

-¡Vaya, Harry! ¿Quién te la ha enviado?

-No tengo ni idea. No traía tarjeta.


Ante su sorpresa, Hermione no estaba emocionada ni intrigada. Antes bien, se ensombreció su rostro y se mordió el labio.

-¿Qué te ocurre? -le preguntó Ron.

-No sé -dijo Hermione-. Pero es raro, ¿no les parece? Lo que quiero decir es que es una escoba magnífica, ¿verdad?

Ron suspiró exasperado:
-Es la mejor escoba que existe, Hermione -aseguró. -Así que debe de ser carísima...

-Probablemente costó más que todas las escobas de Slytherin juntas -dijo Ron con cara radiante.

-Bueno, ¿quién enviaría a Harry algo tan caro sin si quiera decir quién es?

-¿Y qué más da? -preguntó Ron con impaciencia-. Escucha, Harry, ¿puedo dar una vuelta en ella? ¿Puedo?

-No creo que nadie debería montarla... -Dijo Hermione.

-Herms, las escobas son para eso. -Dijo Lia.

-¿O acaso quieres que Harry barra el suelo con ella? -Le preguntó Ron.

Pero antes de que Hermione pudiera responder; Crookshanks, saltó desde la cama de Seamus al pecho de Ron.

-¡LLÉVATELO DE AQUÍ! -bramó Ron, notando que las garras de Crookshanks le rasgaban el pijama y que Scabbers intentaba una huida desesperada por encima de su hombro. Cogió a Scabbers por la cola y fue a propinar un puntapié a Crookshanks, pero calculó mal y le dio al baúl de Harry; volcándolo. Ron se puso a dar saltos, aullando de dolor.

Lia Potter y el prisionero de Azkaban.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora