CAPITULO 11

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Seokjin

—Tenemos que hablar de tu futuro.

Las palabras de papá me paran en seco. Él y mamá están sentados uno al lado del otro en el salón. Mamá parece más alta que una cometa. La expresión tensa de papá y el labio ligeramente curvado le hacen parecer más disgustado que de costumbre.

Dejo caer la mochila al suelo con un fuerte golpe y cruzo los brazos sobre el pecho. —¿Qué pasa?

—Ven a sentarte, hijo—, dice mamá, señalando distraídamente el mueble que tienen delante.

Con un gemido, entro en la habitación y me dejo caer en un sillón. —Tengo que estudiar. ¿Puedes hacerlo rápido?

Papá se sienta más erguido. —Siento haber perdido la calma y haberte golpeado. 

No lo hace. Asiento de todos modos.

—Tengo una propuesta para ti—, continúa.

Oh, Dios. Sé que voy a odiar lo que sea que tenga que decir.

—Te pagaré la universidad, ya que tus notas son mediocres y no te van a dar ninguna beca. Después de esa estúpida pelea, perdiste tu oportunidad de obtener una beca de fútbol. —Él levanta una ceja como si esperara que yo lo desafíe hasta ahora. Permanezco en silencio, así que continúa—. Quiero que te licencies en empresariales. Concretamente, derecho inmobiliario.

—Estaba pensando en finanzas—, digo—. Se me dan mejor los números.

Me aparta como si mis palabras fueran estúpidas. —No he terminado. 

Apretando los dientes, espero más.

—Tu éxito es muy importante para mí—, dice.

No, mi éxito se refleja en él.

A papá le encanta ser la estrella brillante de nuestra ciudad.

Yo estoy empañado bajo el brillo de mi padre, apenas oculto a la vista de todos.

—¿Te he contado alguna vez la historia de cómo nos juntamos tu madre y yo? —, pregunta, con voz comercial y nada nostálgica como debería ser cuando se refiere al comienzo de las citas.

—No—, refunfuño.

Mamá suelta una risita nerviosa. Papá la ignora, con los ojos afilados y centrados en mí.

—Tu abuelo es el dueño de todos esos restaurantes del país, como sabes. Y mi padre era un hombre de Wall Street.

Ya me aburro.

—Pero—, continúa papá—, eran de la misma ciudad y se establecieron allí. Dos hombres influyentes con muchas oportunidades a su alcance. Mi padre nos tenía a tu tío Stephen y a mí, mientras que el padre de tu madre la tuvo a ella.

Me pongo tenso, inseguro de hacia dónde va esto.

—Tenía sentido comercial mezclar nuestras dos familias. —Papá sonríe y mamá se estremece—. Tenía dieciocho años cuando mi padre y el de tu madre nos sentaron. Prometieron que nos pondrían en nuestro propio camino de éxito. Un matrimonio que fuera una pieza integral para el éxito futuro. —Se me hiela la sangre.

—Me reuní con Gil Collins para tomar una copa hoy en el almuerzo. Hemos decidido que como tu trayectoria profesional va a cambiar, debido a la mano rota que ocurrió en su casa, que tu mejor oportunidad de éxito es casarte con Leah.

Me pongo en pie de golpe, con el pánico surgiendo en mi interior. —¿Q-qué?

Papá también se pone en pie, con los labios fruncidos de una manera firme que siempre me hacía estar más erguido de niño. Hoy no es diferente. Mi columna vertebral se pone rígida.

**Immerse your soul in love**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora