-Siempre dije que el amor apesta, ¿o no chicas? -dije en tono vago.
-Ay, Sam, odio que seas así de negativa -dijo Anna, mirando a través de la ventana, totalmente perdida en su mundo.
Anna era una de mis mejores amigas, la que se distinguía por escucharte, entenderte y darte los mejores consejos que una amiga puede dar. Lo analizaba todo, y desde todos los puntos de vista posibles. Era como una psicóloga, solo que gratis. De estatura promedio, con cabello largo y negro, labios gruesos y marcados, ojos gigantes celestes, y unos, aún más grandes, cachetes.
-Puede ser que sea negativa, pero yo concuerdo con Sam en que, por ahora, apesta para todas. Bueno, excepto para ti, An -dijo Laura, y yo le dediqué mi más preciosa sonrisa. Amaba que me den la razón.
Laura era de las primeras con la que había hecho contacto en la escuela al ingresar, y quizá por eso era con la que más me entendía. Ambas teníamos nuestro lado bueno y malo, y ambas los comprendíamos sin juzgar. Ella era petiza, la más baja de nosotras, normalmente tenía el pelo corto porque no se resistía a cortarlo, y de intenso color naranja. Tenía pequeños ojos color avellana y un complejo no apoyado con su nariz, la cual era, según ella, "puntiaguda".
-Bueno, tampoco apesta... -empezó a decir Azul. Luego se lo pensó mejor y dijo-. Está bien, sí, apesta.
Azul era la más intelectual de todas nosotras. Le gustaba mucho leer, entender, y seguir leyendo. También era, por decirlo de algún modo, la más sensible. O mejor dicho, la que más fácil se daba cuenta de sus sentimientos. Medía un poco menos que Anna y entre sus cabellos rojizos se escondía una pequeña rasta. Tenía ojos pequeños y marrones y unos labios muy finos y delicados.
-Es horrible -dijo Paula, y asentimos.
Ella era la más alta del grupo. Normalmente tenía el pelo de colores, -por ejemplo, en ese momento jugaba con su pelo rojo fuego-, ojos gigantes y marrones. Nosotras dos no solíamos llevarnos muy bien. Habíamos tenido nuestras dificultades en el pasado, pero yo nunca hice nada para enfrentarla porque no quería separar el grupo. En mi opinión, Paula era una persona con la que te podías llevar de a ratos.
-Vamos chicas, ¿a quién de ustedes no les gustaría comprar un boleto a la luna y mandar a Maximiliano, Santiago y Mateo a volar? -Dije riendo-, y de paso metamos también a Lucas que mal no me vendría...
Las cinco reímos y seguimos tomando mates. Afuera hacía un día precioso, así que decidimos salir a caminar.
En cuanto a mí, era casi tan alta como Paula, medía 1,70, lo cual me hacía difícil la búsqueda de un chico más alto que yo. Mi pelo marrón oscuro caía en rizos hasta algo más arriba de mi cintura. Mis ojos eran pequeños y de color café, y mis labios normales, nada especial.
Llegamos a un parque y nos sentamos, Laura sacó su cámara y tomó un par de fotos. Luego, sacamos nuestros libros y nos dedicamos a pasar todo nuestro día allí.
Miré a Anna por encima de mi libro, que había sacado su teléfono y contestaba un mensaje con una sonrisa en su rostro. "Gianluca" dijo mi inconsciente, sonriendo, mientras encendía una a una las velas del altar de Gian y Anna. Sonreí, completamente de acuerdo con su amor hacia la pareja.
Gianluca era el amor de la vida de Anna. Se conocieron en el colegio. Ella lo miraba desde lejos, como se mira a un amor imposible, pero como dice el dicho "Todo es posible". Empezaron a hablar por Facebook, en la escuela, por Twitter y luego empezaron a juntarse y sucedió. El único problema que trató de impedir que la relación fuese maravillosa, fue el hecho de que, antes de su primer beso, él le haya dicho, "Por favor, no te enganches", ¿cómo se le pide eso a una chica que está enganchada desde la primera mirada?
Las cosas siguieron tranquilamente. Gianluca era un chico complejo, algo volado. Por momentos, parecía un chico muy inteligente, y por otros, era como si anduviese en su mundo, volando en su nube. Sólo Anna era la única que a veces lograba comprender sus complicadas palabras con vueltas, nudos y acertijos.
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Un Verano Para Recordar
Teen FictionSamantha tiene 16 años y junto con sus amigas emprenderá el camino rumbo a sus vacaciones soñadas. Sin padres, en la playa, con una hermosa casa y en la edad de la pura diversión, el verano se presenta con grandes expectativas para este grupo de cin...