Capítulo 9

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¡Diablos! Era obvio que ya sabía a lo que se refería. Sentí como mi pulso aceleraba notablemente y una sonrisa nerviosa escapó de mis labios. Su mano nunca había bajado de mi mejilla y a través del rabillo de mi ojo, pude notar cómo se acercaba lentamente hacia mí. Cambió su mirada desde mis ojos a mis labios repetidas veces, y yo aproveché para hacer lo mismo y enfocarme en aquellos preciosos labios sonrosados que parecían pétalos de flores.
No había más que decir; podía sentir su fresca respiración, y nuestras narices estaban a punto de rozarse. Deseaba esos labios, más de lo que había deseado nunca unos. Incluso más de lo que había deseado los de Lucas. ¿y por qué amargaba el momento pensando en Lucas? Dios, mi mente me jugaba malas pasadas. Tenía enfrente mío a James: moreno, alto, musculoso y con unos ojos que podrían darle, a cualquiera, un infarto por lo bellos que eran; y aún así pensaba en Lucas. Rodé mis ojos interiormente y, por un segundo, volví a caer en la realidad. Levanté apenas mi cabeza para que mis labios quedasen en la posición adecuada, apenas a centímetros de los suyos. Estábamos inclinando nuestras cabezas, listos para la pasión y diversión, cuando el maldito teléfono sonó y provocó que saltáramos de nuestros lugares hacia las orillas contrarias.
James gruñó y sacó su celular para contestar la llamada. 

-¿Qué? -Respondió, duro y cortante.

Me perdí la conversación tratando de calmar a mi mente furiosa que ya estaba organizando un plan de homicidio para la persona al otro lado de la línea. Mi respiración seguía acelerada, y mi corazón latía fuertemente. Me acomodé en el sillón, mientras pasaba las manos por mi pelo en un intento de controlar la situación, o de al menos simular eso. Posé mi cista en él en cuanto finalizó la conversación. 

-Era Theo -dijo, mirándome y disculpándose con la mirada-, dijo que tus amigas están algo alborotadas porque no estamos yendo.

Rodé mis ojos. Y yo que pensaba que no podía sentir más desprecio por ese chico. Me di cuenta de que Theo estaba, definitivamente, en la lista de mis personas menos favoritas. 

-¿Y por qué no me habrán llamado? -Pregunté, más para mí misma con un tono que dejaba al descubierto mi disgusto.

-De hecho, me dijo que lo hicieron, repetidas veces. 

Volví a rodar mis ojos mientras me aplaudía mentalmente: mi teléfono estaba en mi cama, arriba.

-De todas formas, creo que deberíamos ir yendo -dijo, algo incómodo. 

"Oh".

-Sí, espérame que me arreglo un poco y busco mis cosas. 

-Aquí esperaré.

Me levanté con resignación y comencé a caminar hacia mi habitación. 

-Sam -me llamó cuando estaba a medio camino. Me volteé y lo interrogué con la mirada. Sus ojos se llenaron de un aura oscura por unos segundos y mi sangre se heló-, me arrepiento tanto de haber contestado esa llamada. 

Sonrió y pude volver a sentir cómo entraba el aire en mis pulmones. Era tan irresistiblemente apuesto, y él sólo hecho de estar junto a él generaba una adrenalina indescriptible.

"Diablos James, yo lo hubiera deseado también".

Las palabras no salieron de mi boca, así que ofrecí mi mejor sonrisa y me dirigí a mi cuarto para prepararme.

-Lista -dije, bajando el último escalón de un salto con mi bolso en mano. 

Me había puesto mi bikini debajo de una remera blanca con algo de transparencia, unos shorts de mezclilla con unas sandalias de Anna color arena. Después de varios intentos, me había resignado con mi pelo y me lo había atado en una coleta desprolija.

Un Verano Para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora