Confirmando mis sospechas, me encontré a Laura y Anna bailando y las conduje a unos sillones. Aproveché para contarles de mi bello día mientras esperábamos a James, el cual había ido en busca de un par de bebidas.
-¿Entonces eso significa que tiene que darte más lecciones de surf? -Dijo Lau con mirada pícara e hincando mis costillas-. Me alegro que te hayas divertido, Sammie.
-James parece estar cayéndote bien -dijo Anna con una sonrisa.
-Sí, así es -asentí mientras sonreía frente a la alegría de mis amigas.
Al momento, James volvió acompañado de Azul, Paula, Mariano, Theo y Fede, pero más importante todavía, una bandeja repleta de bebidas.
Luego de llevarnos al estómago un par de toc tocs de vodka, James tomó mi mano y me arrastró hasta la pista de baile. Poniendo sus manos en mi cintura comenzó a marcarme el paso mediante movimiento lentos y sensuales, y de repente nos movíamos bajo un mismo patrón que no hacía más que despertar todo tipo de sensaciones inexplicables. En mi mente, todo parecía perfecto, y yo me movía de la manera más sensual posible, pero la realidad debía de ser tristemente peor. Aun así, traté de despegarme de esa parte de mi cabeza que trataba de mantener mis pies en la tierra y me pegué más a su cuerpo, siguiendo sus pasos con mi vista fija en aquellos intensos prados verdes que tenía por ojos.
Nuestras miradas eran tan intensas que sentía que mi cuerpo se movía más gracias a eso que a mis pies. La intensidad que irradiábamos era tanta y tan grande que no quería dejar de bailar nunca junto a él. Sentía que llamábamos la atención de la gente a nuestro al rededor, pero al mismo tiempo, él me hacía sentir que solo éramos nosotros dos, y que nadie más importaba. La música se tornó más lenta y James me pegó aún más a él. Con sus brazos me abrazó y su cabeza quedó posaba sobre mi hombro, depositó suaves besos en mi cuello y mirando hacia arriba encontró mis ojos y yo los suyos, que buscaban esconderse entre sus pestañas. Sonrió de una forma que hizo que mis vellos se erizaran y todo el auto-control que trataba de mantener sobre mis hormonas se fue directo al desagüe. Me lancé sobre esos labios carnosos y sonrosados y él me respondió con la misma pasión y ferocidad. Alrededor mío, el mundo estallaba miles y miles de veces, mientras la fiesta servía de banda sonora para aquel beso que estaba acabando conmigo.
Cuando nuestros pies decidieron que ya habían bailado suficiente, James me tomó de la mano y nos encaminamos hacia un lugar algo más alejado de la playa. Con tres o cuatro farolas que poco iluminaban, el ambiente parecía una suerte de estacionamiento donde habían un par de camionetas. Según James me explicó, eran del equipo de organización de la fiesta. Las dejaban allí así podían cargar y descargar los equipos de música más fácilmente.
Pasando el estacionamiento, llegamos a una zona que yo reconocía. Más temprano ese día habíamos estado allí, se trataba de la zona de rocas en la que James y yo habíamos practicado surf. Se sentó sobre una roca y tiró de mi mano para que me sentara a su lado. Luego, haciendo alardeo de su sutileza, pasó su mano por detrás de mí y antes de que pudiese darme cuenta, me abrazó con fuerza, lo cual agradecí eternamente porque mi mente ya estaba escribiendo una lista de quejas en la que solo decía "Qué frío".
Me quedé entre sus brazos mientras pensaba en que mis amigas habían desaparecido nuevamente. Bueno, más bien era yo la que había desaparecido, y eso, en fiestas anteriores había causado un tipo de ansiedad en mí. Me pareció extraño que no sintiera nada como eso, dado que estaba con James, al que había conocido solo una semana atrás y del que no sabía demasiado. "¿Qué más da?" Pensé mientras estiraba mis brazos y me acurruca un poco más junto a él.
-¿Sam, no te quieres quedar para siempre? -Susurró James con la vista fija en el mar.
Como respuesta, solo solté un suspiro. Esta semana estaba siendo inolvidable y no quería nada más que repetirla una y otra vez.
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Un Verano Para Recordar
Novela JuvenilSamantha tiene 16 años y junto con sus amigas emprenderá el camino rumbo a sus vacaciones soñadas. Sin padres, en la playa, con una hermosa casa y en la edad de la pura diversión, el verano se presenta con grandes expectativas para este grupo de cin...