Capítulo 3
Puse una mueca de desagrado al ver mi reflejo en el espejo retrovisor. Tenía un aspecto terrible, muy lamentable para un primer día de universidad -aunque las clases empezaban mañana- unas bonitas y grandes ojeras maquillaban mis párpados, y estos me pesaban un montón. Por un segundo me pareció ver a un mapache moribundo devolviendome la mirada a través del cristal.
La noche anterior había dormido fatal, sentía todo el cuerpo dolorido. Tal vez dormir con Jenny en una camita individual sea la razón principal de ello.
En ese momento el coche del tío Frank dio un pequeño brinco, y como si el destino quisiera recordarme los codazos y rodillazos que había recibido anoche, en la madrugada, un latigazo de dolor me cruzó las costillas y parte del cuello...Ah
¡Si,definitivamente había sido por eso!
-¿Estas bien?-me preguntó el tío Frank, que me hechó un vistazo rápido.
-Si- me obligué a borrar la mueca de mis labios y convertirla en una sonrisa.
El, a diferencia de mi -que daba asco- vestía un traje negro, con camisa blanca y corbata, que lo hacían ver muy profesional. Tenia los cabellos dorados perfectamente peinados hacia atrás. Y parecía tener toda la energía del mundo a pesar de que apenas eran las nueve de la mañana.
Si, muy temprano para mi gusto lo sé, pero aunque me hubiera gustado salir un poco más tarde su trabajo le exigía puntualidad y ya estaba llegando tarde. Trabajaba en un gabinete de abogados considerablemente grande. Esa era una de las cosas que tenía en común con mi padre...
En fin, era mejor esto, a tener que competir con el semáforo para ver quién de los dos lograba parar un taxi primero. Y ya estaba haciendo mucho por mi.
Además, estaba el pequeño detalle de que yo también tendría que acostumbrarme a la mañana. madrugar era una de las cosas que más odio en mi vida, me pone de muy mal humor, pero tendria que trabajar en ello si planeaba llegar temprano a todas mis clases.
«Mis clases» que bonito sonaba eso. Tal vez para ustedes para ustedes sea lo contrario, pero para mí era lo mejor...Lo mejor y una parte de mi todavía no se lo podía creer.
¿Yo en la universidad? ¿En Los Ángeles?...Hace unos años atrás eso parecía ser, solo un sueño lejano y ahora es real, es muy real. Tanto así que estoy a unas cuántas cuadras de ese sueño.
Mamá estaría tan orgullosa...Pero claro, no me había atrevido a llamarla, ni a mirar el móvil desde esa mañana. Estaba segura de que su enfado hacia mi crecía cada segundo que pasaba sin tener noticias de mi parte. Solo esperaba que el pobre Alec todavía tuviera los tímpanos funcionado.
¿Que porque huía de mamá?
Sencillo. sabía que nuestra futura conversación se reduciría a lo siguiente: ella gritando y reprochandome no haber respondido a sus llamadas -cuando fue la primera condición que me puso para dejarme venir aquí- luego me dará razones y razones -sin ninguna lógica- para reconsiderarlo todo y yo me negaré; ella insistirá, y yo me seguiré negando.
Es bastante agotador. Y no me apetece tener que explicarle porque necesito hacer esto otra vez. A veces me da la sensación de que sigue viéndome como una niña pequeña, a la que hay que guíar y proteger todo el tiempo. Pero no puede estar más alejada de la realidad.
Dentro de poco cumplo los dieciocho, y yo me siento muy capaz de enfrentar todo esto. Si, no voy a negar que estaba un poco nervios, pero de ahí a tener miedo y estar insegura hay una gran diferencia.
Yo necesito aprender a vivir, quiero equivocarme, y cometer errores. Necesito descubrir quién soy yo como persona sin la influencia de Alec o mamá. Y tarde o temprano tendrá que entenderlo.
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A La Orilla Del Mar
Teen FictionEl no creía en el amor, ella aún no conocía el sentimiento. El tenía demonios y ella era inocente. El tenía 19 años y ella 17....Sus mundos eran totalmente opuestos y aún así, el mar fue su único testigo cuando ella lo hizo creer y el la hizo sentir...