Capítulo 2
-¡Venga ya¡- protesté y no pude evitar sonar decepcionada.
Llevábamos más o menos unos diez minutos andando, y tal vez en otra ocasión me habría quejado de ello pero mis ojos estaban disfrutando demaciado con el recorrido como para eso.
Al menos hasta que -después de insistir infinitamente- todavía no sabía cuál sería mi próximo destino. Y no sé qué cara debí de haber puesto como para que mi queridísima prima soltara una risita mal disimulada antes de dirigirse a mi.
-Oye, si quieres puedes regresar a casa eh-sugirió aún entre risas, ganándose una mirada de acesina en serie de mi parte.
¿Cómo se suponía que iba a volver?
Ni aunque hubiera prestado atención a las calles y salidas desde que salimos de su edificio sabría llegar.
Pero ¿quién podía culparme? ¿o a mis ojos que parecían querer salirse de órbita ¿Quién podría estar pendiente del camino cuando tenía toda una ciudad delante?...¡Absolutamente nadie!
-Te odio- murmuré en voz baja, pero los suficientemente fuerte para que supiera cuanto la despreciaba en ese momento.
¿Ya ven a lo que me refiero?
Estoy segurísima de que no me quiso decir cuál era su lugar favorito en el pasillo, antes de subir al ascensor, porque sabía perfectamente que me negaría. Era una manipuladora experta.
Y el ascensor...,Aún seguía medio mareada...
No me pregunte porque, pero desde que era una niña, sufría pequeños ataques de anciedad cada vez que pasaba demaciado tiempo en un traste de esos. Mi pobre cabeza era torturada por mareos y mi pobre estómago por nauceas. Y no es que fuera claustrofóbica ni nada de eso,¡solo me pasaba con los malditos ascensores!.
Menos mal que el departamento de Jenny solo quedaba a un piso del suelo, de lo contrario no estaríamos aquí. Si no en un retrete, conmigo soltando lo poco que había desayunado aquella mañana.
Las carcajadas -ahora nada disimuladas-de la aludida, me trajeron de vuelta a la realidad. Y puse los ojos en blanco cuando advertí varias miraditas de extrañeza.
¿Y como no? Si se estaba riendo a lo bruto.
Justo cuando iba a decirle que cerrara el pico, se llevó una mano al estómago para intentar calmarse.
Que exagerada era, tampoco fue para tanto ¿O si?.
-No dramatíces Ella, ya estamos llegando-
-Eso dices desde que salimos del ascensor- otra risita, esta vez más contenida.
-Ahora es de verdad. Te va a gustar creeme-
Fruncí el seño involuntariamente, ya no confiaba en eso -si es que alguna vez lo hice- seguí caminado a su lado,enfurruñada y frustrada a la vez. Pero yo era una de esas personas que no soporta estar más de cinco segundos en silencio, me resultaba estúpidamente incomodo.
Así que, al cabo de unos dos o tres minutos del estúpido silencio, traté de indagar nuevamente sobre el misterioso lugar. Pero las palabras se quedaron atoradas a mitad de mi garganta en cuanto abrí la boca y mis fosas nasales captaron un leve aroma a sal...
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A La Orilla Del Mar
Fiksi RemajaEl no creía en el amor, ella aún no conocía el sentimiento. El tenía demonios y ella era inocente. El tenía 19 años y ella 17....Sus mundos eran totalmente opuestos y aún así, el mar fue su único testigo cuando ella lo hizo creer y el la hizo sentir...