Capitulo 3

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Caminamos en ese largo pasillo. Mi padre me llevaba del brazo mientras mis hermanos iban detrás de mí junto al lado de mi madre, ella arreglaba la gran cola que llevaba, bueno no era tan larga.

Nos paramos en una puerta grande. Me sujete más al brazo de mi padre y suspire.

— Estás nerviosa.

— Mucho.

— Tranquila. No quiero que te vayas a desmayar cuando digas si — comento riéndose.

Mi madre y mis hermanos entraron primero y se sentaron en sus respectivos lugares. La música comenzó a sonar para iniciar mi entrada. Lo que me sorprendió fue que había muchos invitados. Conocía a algunos, personas que eran muy respetadas en la sociedad y otros que parecían ser cercanos familiares a la familia real.

Mire al frente para poder visualizar el rostro de mi futuro esposo, pero él estaba dirigiendo su vista al arzobispo. Avanzamos más y ya estaba más cerca a llegar hacia su lado. Por fin en ese momento volteo mi futuro esposo.

Esto no puede ser verdad, me dije mentalmente. Cómo era posible que mi futuro esposo sea el príncipe. No, no, no, no... Esto debe ser un maldito sueño. Después de decir cosas repugnantes de él, él será mi esposo. Que cruel es la vida.

Mi padre me entregó y se marchó a sentarse. El príncipe agarró mi mano y me puse a su lado.

El arzobispo comenzó a hablar. No podía escuchar atentamente las palabras del obispo por estar pensando en por qué el príncipe me había elegido como su futura esposa. Con su amante no es más que suficiente.

Escuché un carraspeo del arzobispo.

— Eleanor Allen ¿acepta casarse con el príncipe Anthony, serle fiel y estar con él en la salud y la enfermedad, y cumplir su papel de princesa de este reino?

Me quedé muda por unos minutos. Todos esperaban impaciente mi respuesta. No tenía de otra que aceptar o dejar plantada al príncipe y ser mal vista por dejar a un príncipe plantado.

— Si.

— El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro que habéis manifestado ante la Iglesia y os otorgue su copiosa bendición. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

El agarra el anillo y lo pone en mi dedo anular.

— Eleanor recibe este anillo, en señal de mi amor y fidelidad a ti, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Agarró el anillo y lo pongo en su dedo anular.

— Anthony recibe este anillo, en señal de mi amor y fidelidad a ti, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

— Ahora son marido y mujer —declaró el arzobispo.

Él tomó la iniciativa de besarme, un beso corto. Así concluyendo con este matrimonio. Mi esposo agarró mi mano y comenzamos a caminar hacia la puerta.

— ¿A dónde vamos? — le pregunté.

— Hay un montón de personas que nos quieren ver como marido y mujer. Nos dirigimos hacia nuestro pueblo — respondió —. Debes tener muchas preguntas según tu expresión, pero te las responderé todas luego.

Asentí.

Caminamos juntos hacia el balcón. Había muchas personas de la sociedad. Empezaron a aplaudir y a celebrar. Voltee hacia atrás y ahí estaba la reina con una sonrisa brillante en su rostro. Se comenzó a acerca hacia mí.

— Querida. Es un gusto que hayas aceptado ser esposa de mi hijo. Estoy segura que dejaré en buenas manos a mi reino — comentó —. Debes estar un poco confundida por todo esto.

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