Prologo

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Estaba a pocas horas de conocer a mi prometido. Estaba nerviosa. Ni siquiera conocía a mis futuros suegros y el solo hecho de que no les agrade retumbaban por mi cabeza, pero no me preocupaba en conocer a mis suegros, sino con el hombre que me casaría en unos instantes.

¿Acaso me casare con un viejo?

No lo se. Le dije a mi madre si había un retrato o algo que me haga conocer su rostro, pero me dijo no, me negó a que viera a mi futuro esposo.

Hoy era el día que debía estar feliz por haber contraído matrimonio. Soy la única de la familia que faltaba casarse. Soy la última hermana de dos hermanos mayores. La única mujer de la familia Allen.

Les prometí a mis padres que encontraría un hombre, pero no me creyeron. Me dieron solo cuatro semanas para conseguir un esposo, pero no encontré al indicado. Se me acabo el tiempo y ahora ellos me buscarían un esposo, sin ninguna negación de mi parte.

— Puedes quedarte quieta. ¡Mas apretado! — exigió mi madre a las criadas que me ajustaran más el corset.

— Mama, acaso quieres que muera en mi matrimonio —le reclame.

— Debes alzar un poco el busto para que tu marido pueda ver que tienes un cuerpo perfecto para darle hijos — comento. Puse los ojos en blanco.

— Me harás la cintura más pequeña

Por fin ajustaron a la medida que mi madre quería y me colocaron el vestido blanco para la ocasión.

— Como esta la novia — comento Elliot, mi segundo hermano. Entrando a la habitación que me asignaron para cambiarme para la boda.

— Apretada — esboce una sonrisa falsa.

— Dime hijo, ¿No es la novia más hermosa del mundo? — le pregunto mi madre a Elliot.

— Claro que si madre. Como tú digas — respondió.

Las criadas me peinaron. Legaba un peinado recogido con dos pequeñas mechas de mi cabello colgándose al lado de las sienes. Enrojecieron mis labios, maquillaron mis ojos, enrojecieron mis mejillas, delinearon mis ojos y por fin estaba lista para mi boda.

— ¡Que hermosa estas hija mía ¡— exclamo feliz mi madre.

Debería estar feliz por este matrimonio, ya que no me catalogaran como la solterona de la familia en la sociedad. Tenía ganas de casarme, sí, pero no quería casarme con un hombre que ni siquiera conozco, ni siquiera a su familia.

— Veo que esta lista hermana — comento Ethan, mi hermano mayor y heredero de la familia Allen. Viniendo al lado de mi padre.

— Esta hermosa hija — comento mi padre. Lord Allen.

Estábamos ahora toda la familia Allen en aquella habitación. Hasta que alguien toca la puerta.

— Lord Allen, Lady Allen — los nombro la criada —. Los están esperando— anuncio.

— Si ya vamos, ¿Estas lista hija? — me pregunto.

No sabía si estaba lista, pero no podía negarme. Ya era hora de irme al altar, sino pensaran que deje plantado a mi futuro esposo.

— Si, ya estoy lista

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