Narrado por: Adela 💗
Han pasado 1 mes desde que empecé a dar clases y puedo decir que no he tenido ningún problema con mis alumnos.
De verdad que esos niños son tan tiernos y tan inteligentes, cada uno con diferentes capacidades y potencial.
Desde la discusión que hubo entre Aldo y Demian, hablé con los padres de Demian sobre su conducta y les expliqué que estaba mal que dijera cosas hirientes como "tu madre te abandonó", sabiendo que eso podría causar un gran dolor. Los padres se mostraron indiferentes, como si no fuera gran cosa, y decidieron retirarlo de la escuela.
No culpo realmente a ese niño que solo tiene 5 años y está aprendiendo de la vida. Culpo a los padres, ya que ellos son adultos y deberían saber perfectamente lo que está bien y lo que está mal, y cómo respetar a las personas.
También tengo una conexión especial con Aldo, ese niño que siempre quiere saber más. Es realmente educado y siempre me trae una flor, diciéndome que me veo linda y que soy una gran maestra. De verdad, me muero de amor por él.
Ahora, paso por una tienda a comprar un libro de animales ya que hoy es el cumpleaños de Aldo. Me lo mencionó y le prometí que le traería un regalo. Encontré uno muy interesante sobre los animales, con sus características y también para colorear.
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Llego a la escuela y veo a Aldo con su padre. Aldo me saluda y me llama para que me acerque.-Buongiorno (buenos días), cariño -me agacho a su altura y lo abrazo-. ¡Feliz cumpleaños, mi niño! Mira, te traje un regalo -saco el regalo de la bolsa que tenía para dárselo-. Espero que te guste.
-Vaya, signorina (señorita), no era necesario que le regalara eso -me dice el padre de Aldo con su voz grave. Veo que se quita las gafas de sol y las coloca sobre su cabeza, lo que hace que lo mire directamente a esos ojos azules que me dejan sin palabras-. (¡Rayos, Adela, di algo, no te quedes como tonta!) -pienso.
-Bueno, signore (señor), era necesario, se lo prometí. ¿Hay algún problema en que le diera un regalo? -pregunto.
-No hay problema, signorina, pero no era necesario, de verdad. Gracias por el gesto.
-Como le digo, no hay ningún problema. De verdad quería regalarle algo a su hijo. Es un gran alumno y me trata muy bien, es muy dulce conmigo. Por eso quise tener ese detalle.
Veo cómo Aldo empieza a abrir el regalo. Su carita se ilumina y empieza a saltar, acercándose para abrazar mis piernas. Me agacho a su altura, ignorando a su padre, y le sonrío.
-¿Te gustó el libro, Aldo? -le pregunt
-¡Sí, me encantó, maestra! Es el mejor regalo que me han hecho. Gracias, muchas gracias de verdad -me dice dándome un beso en la mejilla.
-De nada, cariño, me alegra que te haya gustado. Y mira, Aldo, también puedes pintar los animales.
-¡Sí, qué divertido! Así puedo pintar con Alice -dice el niño, luego mira a su padre-. Papá, ¿podemos invitar a mi maestra a mi cumpleaños? -pregunta Aldo a su papá.
-Eso depende, hijo, si tu maestra puede y quiere -¿le gustaría ir, signorina? -me pregunta.
-Si no es molestia para usted, signore Elio, iré encantada -le digo con una sonris
-No es molestia, signorina -me dice.
-Pero necesito que nadie sepa porque no puedo hacer esto con mis alumnos. Pero voy por Aldo, no quiero hacerlo sentir mal en su día especial -le explico.
-Descuide, signorina, será un secreto -mira a Aldo-. Hijo, tu maestra sí puede ir.
-¡Qué bien! -dice feliz-. La espero a las seis en mi cumpleaños. Pero hay algo, maestra, ¿usted no sabe dónde vivo, o sí? -me pregunta.
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El destino nos unió (+18)
Romancemi primer libro Historias románticas con personajes que ojalá les gusten.