Narrado por: Adela 💗
Cuando entro a la gran casa, la decoración me sorprende: globos azules y blancos, comida y bebidas por doquier. En una esquina, una mesita con cinco asientos reservados para los amigos de Aldo.
Mi primera impresión es de incomodidad. Hay varias personas que me miran y siento una ligera presión. Sin embargo, cuando veo a mi amiga con su hija, me relajo un poco, aunque aún me pregunto: “¿Qué voy a hacer ahora?” ¿ Cómo le voy a explicar a mi amiga que estoy aquí ?. Rayos.
Entre las miradas curiosas, reconozco a unos señores que parecen ser los padres de él señor Elio. El parecido con él es inconfundible. La señora, con una sonrisa cálida, se acerca a mí.
—Hola, mucho gusto —me dice, ofreciéndome la mano—. Me llamo Beatrice. ¿Cómo te llamas, cariño?
—Hola, mucho gusto también, señora Beatrice —respondo, aceptando su mano y sonriendo—. Me llamo Adela. Soy la maestra de su nieto. Él me invitó.
—Ah, usted es la maestra bonita, ¿verdad? Mi nieto siempre habla de usted. Aldo dice que la maestra Adela es la mejor y que la comprende —me sonríe con cariño—. Gracias, maestra Adela, gracias a usted mi nieto está más contento.
—No tiene que agradecerme, señora. Es mi trabajo asegurarme de que se sienta bien y feliz. Aldo es un niño increíble —le contesto.
Luego de la conversación, Beatrice me presenta a su esposo, Dante, que también resulta ser muy amable. Me informa que Aldo está jugando en el patio y me dice que vaya a saludarlo.
Al salir al patio, veo a Aldo rodeado de sus amigos y a Alice, siempre juntos. Me causa ternura cómo se cuidan mutuamente. Cuando Aldo me ve, su carita se ilumina y corre hacia mí. Me agacho para estar a su altura y lo abrazo.
—Maestra, gracias por venir —me dice, dándome un beso en la mejilla—. Es el mejor regalo para mí que esté aquí. Eres mi maestra favorita del mundo.
Sus palabras me llenan de una emoción profunda. Mi corazón se siente cálido y completo con su cariño.
—Ay, mi niño hermoso, no exageres —le digo, abrazándolo de nuevo—. Gracias por tus lindas palabras, tú también eres el mejor alumno que he tenido. Bueno, cariño, sigue jugando con tus amigos.
Alice se acerca, me abraza también y me dice:—Hola, tía.
—Hola, cariño —le doy un beso en la mejilla—. Ve a jugar, estaré aquí con tu mami, ¿sí?
Mientras observo cómo se aleja, pienso en lo tierna que es la niña y le recuerdo que tenga cuidado. Decido volver a entrar a la casa. Mi amiga se acerca y me pregunta.
—¿Hola Adela, qué haces aquí? ¿Te invitó el señor Elio?
—Hola amiga —respondo—. Me invitó Aldo. Ya sabes que no puedo negarme a ese niño. No quería que estuviera triste por no ir a su cumpleaños, así que acepté por él. Por favor, no se lo digas a nadie.
—Tranquila, amiga, no diré nada. Parece que quieres mucho a Aldo, ¿verdad? —me dice.
—Sí, quiero mucho a ese niño —le confirmo.
—Cambiando de tema, vi a un hombre muy guapo aquí, amigo del señor Elio. Parecía ser mi tipo —dice Bianca, riendo—. Aunque ahora estoy enfocada en mi hija y en mí misma, así que no estoy lista para una relación.
—Amiga, está bien que te preocupes por ti y por tu hija, pero no te cierres a la posibilidad de encontrar a alguien que te ame. Te mereces ser feliz, y eres una mujer increíble —le aconsejo.
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El destino nos unió (+18)
Romancemi primer libro Historias románticas con personajes que ojalá les gusten.